En la vida del elegido, pudiera pasar que, en
su intento por ser santo y perfecto, éste buscara no relacionarse con los del
mundo, extendiendo esto, peor aún, con aquellos hermanos han quedado en el
Camino. Veamos esto último.
Pablo, en su primera carta a los de Corinto,
les señala “más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose
hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o
ladrón; con el tal ni aun comáis”, ¿pudiera esto dar pauta para lo señalado
anteriormente? No, ¿por qué?, porque hay un paso previo, o más bien tres pasos
previos, que no deben obviarse.
Sobre estos pasos, nuestro Señor en su
momento señaló, “por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele
estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te
oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos
conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere
a la iglesia, tenle por gentil y publicano”.
¿Te fijas?, no es que de buenas a primeras
uno se aleje del hermano, sino que previamente, primero, busca conciliarse con
él corrigiéndolo incluso si es necesario, segundo, si no funciona lo anterior,
intenta lo mismo con testigos, tercero, si funciona lo anterior pone a la congregación
para testimonio, y entonces, solo entonces, aquel tal es desarraigado.
Esta actitud queda manifiesta en aquella
parábola que nuestro Señor dijo en su momento: “¿Qué hombre de vosotros,
teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el
desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra,
la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y
vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había
perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se
arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”.
Pon atención que la figura utilizada por
Jesús es la de una oveja, una oveja era un animal limpio, apto para
sacrificios, en este sentido apunta a aquellos que habiendo respondido al
llamamiento del Padre vienen a salvación en el presente siglo. Pero la historia
muestra a esa oveja perdiéndose y, el pastor, yendo por ella. La idea es clara
y apunta a aquellos elegidos que han quedado caídos en el Camino a las promesas
que se nos han dado, y, en ese sentido, ¿cuál debe ser la actitud de un hacia
aquellos hermanos caídos?, la Escritura responde: “El que dice que permanece en
él [Jesús], debe andar como él anduvo”, y si Él, dispuesto estaba a ir por las
ovejas perdidas, nosotros no podemos ser menos.
La vida cristiana no solo trata de llegar a
las promesas que se nos han dado sino también de ayudar a otros a que las
alcancen siendo que, incluso, en éste último caso, ayudar al hermano que ha
quedado caído en el Camino, después de todo claro que un buen líder puede
desandar su camino, pero solo para regresar por aquel que ha perdido el paso.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
1
Corintios 5:11; 2 Tesalonicenses 3:6; Mateo 18:15-17; Gálatas 6:1; Lucas 15:4-7;
Salmos 119:176; 1 Juan 2:6; Juan 13:15
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