martes, 31 de octubre de 2023

Claro que un buen líder puede desandar su camino, pero solo para regresar por aquel que ha perdido el paso

 


En la vida del elegido, pudiera pasar que, en su intento por ser santo y perfecto, éste buscara no relacionarse con los del mundo, extendiendo esto, peor aún, con aquellos hermanos han quedado en el Camino. Veamos esto último.

 

Pablo, en su primera carta a los de Corinto, les señala “más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis”, ¿pudiera esto dar pauta para lo señalado anteriormente? No, ¿por qué?, porque hay un paso previo, o más bien tres pasos previos, que no deben obviarse.

 

Sobre estos pasos, nuestro Señor en su momento señaló, “por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano”.

 

¿Te fijas?, no es que de buenas a primeras uno se aleje del hermano, sino que previamente, primero, busca conciliarse con él corrigiéndolo incluso si es necesario, segundo, si no funciona lo anterior, intenta lo mismo con testigos, tercero, si funciona lo anterior pone a la congregación para testimonio, y entonces, solo entonces, aquel tal es desarraigado.

 

Esta actitud queda manifiesta en aquella parábola que nuestro Señor dijo en su momento: “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”.

 

Pon atención que la figura utilizada por Jesús es la de una oveja, una oveja era un animal limpio, apto para sacrificios, en este sentido apunta a aquellos que habiendo respondido al llamamiento del Padre vienen a salvación en el presente siglo. Pero la historia muestra a esa oveja perdiéndose y, el pastor, yendo por ella. La idea es clara y apunta a aquellos elegidos que han quedado caídos en el Camino a las promesas que se nos han dado, y, en ese sentido, ¿cuál debe ser la actitud de un hacia aquellos hermanos caídos?, la Escritura responde: “El que dice que permanece en él [Jesús], debe andar como él anduvo”, y si Él, dispuesto estaba a ir por las ovejas perdidas, nosotros no podemos ser menos.

 

La vida cristiana no solo trata de llegar a las promesas que se nos han dado sino también de ayudar a otros a que las alcancen siendo que, incluso, en éste último caso, ayudar al hermano que ha quedado caído en el Camino, después de todo claro que un buen líder puede desandar su camino, pero solo para regresar por aquel que ha perdido el paso.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

1 Corintios 5:11; 2 Tesalonicenses 3:6; Mateo 18:15-17; Gálatas 6:1; Lucas 15:4-7; Salmos 119:176; 1 Juan 2:6; Juan 13:15

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