lunes, 6 de noviembre de 2023

Recuerda: no hay problemas imposibles de resolver, solo problemas que requieren de más tiempo para ello

 


A pesar de que en la vida natural muchas cosas llevan cierto tiempo en hacerse, en la vida espiritual en ocasiones puede uno tener la idea de que todo es inmediato.

 

Por ejemplo, al responder al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo, uno pudiera suponer que, una vez bautizado y habiendo recibido el Espíritu Santo por medio de la imposición de manos, uno ya es santo y perfecto, y por ende, ya no puede pecar más, pero la Escritura no dice eso.

 

La Palabra señala, por medio de Salomón, “porque siete veces cae el justo y vuelve a levantarse, pero los malvados caerán en el mal”, fijémonos que se refiere a aquel que cae siete veces como justo, no como pecador; de igual forma indica, a través de Juan, “hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo”, observemos como es que Juan, al decir “hijitos”, no les habla a los del mundo, sino a los de la iglesia, dejando constancia que éstos pueden –como posibilidad, no como permisividad- pecar.

 

Sobre esta situación, Juan en su primera carta lo aclara al decir, “amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él”. ¿Te fijas?, ya somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado lo que habremos de ser, lo cual será hasta el regreso de nuestro Señor.

 

Es por eso que Jesús hablaba de dos nacimientos, aparte del natural: el del agua y el del Espíritu. El nacimiento del agua se da cuando somos bautizados, es algo así, comparándolo con lo natural, cuando somos engendrados por nuestros padres carnales iniciando un proceso de desarrollo en el vientre de nuestra madre; el nacimiento del Espíritu será cuando, al momento del regreso de nuestro Señor, seamos resucitados/transformados en cuerpos de gloria.

 

Será hasta entonces cuando, como dice Juan en su primera carta, al haber, ahora sí, nacido plenamente de Dios, ya no pecaremos más ya que “todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.

 

El elegido, con el correcto entendimiento de la Palabra, sabe que, si bien en la actualidad somos hijos de Dios, lo que habremos de ser plenamente se manifestará al regreso de nuestro Señor siendo que todo lo que ahorita no corresponde a un hijo de Dios, se resolverá, así que recuerda: no hay problemas imposibles de resolver, solo problemas que requieren de más tiempo para ello.

  

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx


 

Referencias:

Proverbios 24:16; Job 5:19; 1 Juan 2:1; Gálatas 4:19; Juan 2:1; 1 Juan 3:2; Job 19:26; Juan 3:5-16; Ezequiel 36:26; 1 Corintios 15:42-58; Daniel 12:3; 1 Juan 3:9; Salmos 119:3


No hay comentarios:

Publicar un comentario