El camino del cristiano no es nada fácil, sobre todo
si se considera que por un lado existe bastante incertidumbre en el mundo que
hace diferir lo que planeamos de lo que logramos y por otro, tal vez incluso
más grave, que dada nuestra respuesta al llamamiento que del Padre hemos sido
objeto tendemos a pensar que siempre las cosas nos saldrán bien.
Al igual que Isaías, cuando leemos en la Escritura
las palabras de Dios “yo Jehová soy tu Dios, que te ase de tu mano derecha, y
te dice: No temas, yo te ayudé”, no podemos menos que sentirnos extremadamente
esperanzados en que todo lo que emprendamos, máxime si según nosotros es
conforme a la voluntad de Dios, nos saldrá tal cual lo hemos planeado.
Pero de igual forma, e incluso en el mismo libro de
Isaías, leemos que Dios nos dice “mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra,
así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos”, de esta forma, ¿cómo podemos pretender que nuestro
pensar en cuanto a cómo deben resultar las cosas es el correcto?
Si bien esa incertidumbre nos rodea, y no sólo nos
rodea sino que golpea en nuestro rostro derrumbándonos cuando las adversidades
nos alcanza, Dios mismo nos da consuelo en Su Palabra cuando nos declara que “para
los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que
son llamados conforme a Su propósito”, y cuando la Escritura señala que todo
obra para bien implica eso: todo.
Y en cuanto a las adversidades por las que uno
atraviesa, incluso estas, como se comentó anteriormente, tienen un fin en la
vida de los elegidos conforme a la voluntad del Padre, como Pedro señalaba a la
iglesia de aquel entonces, y en ellos a la iglesia de todos los tiempos,
incluyéndonos, “no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros
ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo;
antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos de Cristo,
regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con
gran alegría”.
La existencia de incertidumbre es un hecho en
nuestra vida, la misma Escritura da fe de ello y de la mella que en el ánimo
del Pueblo de Dios la misma ocasionaba, pero ¿qué es lo que les decía Dios ante
ello? “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni
desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas”, después
de todo la
vida está llena de incertidumbre, la única manera de tener certezas es
¡intentándolo!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Isaías 41:13; 42:6; 55:8-9; 65:2; Romanos
8:28; 2 Corintios 5:1; 1 Pedro 4:13; 2 Tesalonicenses 1:5-7; Hebreos 12:6-12; Josué
1:9; 2 Crónicas 15:7; Jeremías 1:7-8
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