miércoles, 22 de mayo de 2019

Dos piernas necesitas para andar por la vida: los sueños y la acción



Vamos estableciendo de inicio un símil: para caminar ocupas de tus dos piernas, incluso si te falta una o ambas tienes que apoyarte en algo para poder desplazarte, con todo y todo tu movilidad estará restringida, salvo que cuentes con tus dos extremidades.

Lo mismo pasa en la vida del cristiano, de inicio y para avanzar en el Camino se requiere de los sueños y la acción, o dicho de otro modo, de la fe y las obras.

Tal como establece la Escritura, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de aquello que no se ve. Es por eso que aquí se equipara con los sueños, pero no con la actividad onírica que experimentamos al dormir sino con esos que denominamos así al referirnos a las metas y objetivos que nos planteamos.

Siempre que la Escritura se refiere a la fe no lo hace en un contexto etéreo desvinculado de toda realidad, sino que siempre la presenta en relación a creer algo, a esperar algo, a desear algo. Es decir, siempre está en función de algo que uno cree, espera o desea, en este caso, específicamente, las promesas que del Padre hemos recibido.

Pero de igual forma el creer, el esperar, el desear algo, si bien forma parte intrínseca de lo que escrituralmente se define como fe, lleva aunado para aquello el hacer algo, a poner por obra la fe que decimos tener, a esto aquí se le denomina acción, pero no esa acción vinculada al activismo que nos impone el mundo, sino una acción vinculada a aquella fe que por lo tanto va en pos de cuestiones trascendentes.

Sobre la acción que va aunada a lo que creemos, a lo que esperamos, a lo que deseamos, la misma Escritura de manera contundente señala que sin esto, es decir, sin obras claras, visibles, palpables, prácticamente nuestra fe es una fe muerta.

De hecho si viéramos el proceso de maduración del cristiano como la Escritura nos lo presenta, veríamos que la fe es el paso inicial, pero que a ella le siguen otros pasos que requieren de la acción, de poner por obra la verdad: virtud, conocimiento, dominio propio,  perseverancia,  piedad, fraternidad y amor, en ese orden. ¿Podemos percatarnos que salvo la fe, que es el paso inicial, el resto de pasos requiere de nuestro esfuerzo, de nuestra acción, de nuestra perseverancia?

La fe y las obras van de la mano en el avanzar por el Camino que el Padre ha señalado aquellos que Él, en su infinita misericordia y eterno amor ha llamado a salvación en el presente siglo, es así como bien podemos decir, y más que decir cuidar, que dos piernas necesitas para andar por la vida: los sueños y la acción.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor



Referencias:
Hebreos 11:1, 3; Gálatas 5:6; 1 Pedro 1:7; Santiago 2:17; 2:14, 19, 20, 26; 2 Pedro 1:5-7, 10; Salmos 119:4; Proverbios 4:23; Isaías 55:2; Juan 13:34,35; Romanos 12:10; 1 Tesalonicenses 3:12; 4:9-10

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