miércoles, 8 de mayo de 2019

Comprobado: Tus pensamientos pueden hacerse realidad... ¡siempre y cuando pongas acción en ello!



El mundo actual, enfocado en sí mismo, nos bombardea constantemente con mensajes que si bien pueden oírse agradables no por ello son del todo verdaderos, uno de estos mensajes, tal vez el más difícil de identificar como ajeno a la Escritura, es aquel que nos hace independientes de Dios para lograr nuestras metas, sueños y objetivos.

Si de liderazgo, emprendedurismo y motivación hablamos, la mayoría de los mensajes en ese sentido giran en torno a “tú puedes”, “propóntelo y lo lograras”, “en tus manos está tu futuro”, y demás por el estilo que excluyen totalmente nuestra real, clara y objetiva dependencia que tenemos de nuestro creador.

Por el contrario, la Escritura nos dice que sólo Dios, a través de Cristo, puede vigorizar nuestro corazón, acrecentarnos cuando débil estamos, darnos descanso, darnos un espíritu de poder, de amor y de dominio propio, acudir a ayudarnos, para así lograr todo lo que conforme a Su voluntad nos propongamos.

Desafortunadamente nuestra naturaleza es contraria a la voluntad de Dios, no se sujeta a Su Ley, y es más ¡ni siquiera puede!, así que siguiendo el camino de nuestros primeros padres en muchas ocasiones se prefiere seguir los propios razonamientos sin saber que el camino que a uno le parece recto puede tener fin de muerte.

Esto no quiere decir que en cuestión de liderazgo, emprendedurismo y motivación, no podamos establecer metas, sueños y objetivos, incluso materiales y temporales, pero en el mismo orden de ideas de lo que se ha venido expresando, estos sueños, metas y objetivos deben estar acorde a la voluntad de Dios y priorizados respecto de lo que en realidad vale la pena.

Cristo nos exhortaba a permanecer en Él, ese permanecer implica el luchar por alcanzar nuestros sueños, metas y objetivos materiales y temporales pero mayormente los espirituales y eternos, esto último a través de buscar primero el Reino de Dios y su justicia. De hecho esto último debería estar en primer lugar en cuanto a nuestros sueños, metas y objetivos.

Ser fuertes y valientes, no temer ni acobardarse, es un exhorto constante en la Escritura, ¿fuerte y valiente para qué?, para ir en pos de los sueños, metas y objetivos que nos hemos fijado, conforme a la voluntad del Padre y poniendo los mismos en su justo orden de prioridad;  ¿no temer ni acobardarse ante qué? ante los retos y obstáculos que en el camino a lograr lo anterior nos enfrentemos.

Estamos llamados a reflejar la imagen de Cristo, con eso en mente debemos trabajar sin desfallecer para alcanzar esto, no de manera independiente de Dios, sino sabiendo que Él trabaja en nosotros, conforme a Su voluntad, para SU mayor gloria y para nuestro bien, así que está comprobado: Tus pensamientos pueden hacerse realidad... ¡siempre y cuando pongas acción en ello!


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor



Referencias:
Salmos 73:26; Isaías 40:29; Mateo 11:28; 2 Timoteo 1:7; Romanos 8:26; Filipenses 4:13; Romanos 8:7; Proverbios 16:25; Juan 15:7; Mateo 6:33; Josué 1:9; 2 Corintios 3:18; Gálatas 4:19; Efesios 4:13; Marcos 12:25; Filipenses 1:6

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