martes, 2 de abril de 2024

Todo llega en su momento justo, pero de uno depende el saber aprovecharlo

 


La escena es reveladora: Un funcionario de un país muy lejano que de camino de regreso a casa va leyendo las Escrituras sin entender a qué se refieren y es abordado por una persona que nunca antes había visto la cual comienza a explicarle el texto.

 

Pero leamos: “Sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él”.

 

Pensemos en todas las posibilidades, no solo que el etíope hubiese tomado otro camino o que Felipe no hubiera ido donde él, sino más bien una en dónde encontrándose Felipe con él, éste hubiera declinado la invitación para explicarle la Palabra, después de todo, el etíope no conocía a aquella persona, además, al ir a pie, era más que evidente que era del pueblo mientras que él era funcionario de la realeza, en fin, muchas otras situaciones que hubieran hecho imposible que él llegase a entender lo que leía. Pero la actitud del etíope fue otra y eso permitió entendiese la Palabra a tal grado que pidió ser bautizado.

 

Pensemos un poco más, el etíope tenía toda vida tras de sí; ser funcionario de la realeza en su país no era cosa menor, ¿cuántos años tendría?, ¿cómo habría sido toda su vida hasta ese momento?, ¿durante cuánto tiempo habría querido entender la Palabra?, mejor aún: ¿cómo iría a ser su vida de ahí en adelante?

 

Sin duda alguna que toda la vida del etíope, Dios la movió para este momento, para que, teniendo la oportunidad, decidiéndola aprovecharla o no, toda su vida fuese cambiada.

 

Sé que en nuestro andar por el Camino a las promesas que se nos han dado, los elegidos podemos sentir que las cosas en nuestra vida no llegan en el momento preciso, pero eso es que vemos con nuestra visión limitada, pero la vida se conduce conforme a Aquel que la pensó para nosotros:” Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

 

¿Y cuáles son esos pensamientos? “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de desgracia, para daros un porvenir y una esperanza”.

 

Si Dios mismo es quien conduce nuestra vida, leyendo lo anterior, bien podemos confiar en Él, ¿o no?, lo que sí, decidir si aprovecharemos lo que de Él venga o lo desaprovecharemos, así que ya lo sabes: Todo llega en su momento justo, pero de uno depende el saber aprovecharlo.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx



 

Referencias:

Hechos 8:27-31; Isaías 55:8-9; Jeremías 29:11

 


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