miércoles, 3 de enero de 2024

Si te quieres detener en la búsqueda de tu sueño, solo recuerda que los demás, el mundo y tu mismo sueño no se detendrá


 Los elegidos tenemos un sueño, no en su acepción onírica, sino referido a lo que buscamos, a la meta que queremos alcanzar, refiera ésta a las promesas que se nos han dado y las cuales pueden englobarse en cuanto a ser reyes y sacerdotes junto con Jesús en el reino venidero.

 

Con todo y todo, los problemas, las vicisitudes y las tribulaciones que enfrentamos en la vida pueden hacer que nos desanimemos al grado, incluso, de detener nuestro andar por el Camino con el riesgo de no alcanzar lo prometido.

 

Pablo, en su primera carta a los de Corinto, les dice, “así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. Como podemos leer, Pablo señala que pudiendo haber sido heraldo para que otros alcanzasen la salvación, puede correrse el riesgo de uno no alcanzar lo prometido.

 

Entendamos que a los únicos que les interesa que detengamos nuestro andar por el Camino a las promesas que se nos han dado son al Enemigo, el Mundo o a la Carne. Obvio: Ellos no perderían nada, ya están perdidos, lo que quieren es que nosotros nos perdamos. Es por eso que nuestro Señor nos advirtió desde el Principio: “[…]  En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

 

No por eso Pablo escribiendo a los de Éfeso, poco después de referenciar lo que se conoce como “La Armadura de Dios”, les dice “porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

 

Y es precisamente esa armadura la que debemos ceñirnos para no detener nuestro andar por el Camino: La verdad, la justicia, la proclamación del evangelio de la paz, la fe, la salvación y el Espíritu que es la palabra de Dios.

 

En nuestro andar por el Camino hacia las promesas que se nos han dado podemos experimentar tribulaciones que traigan a nuestro espíritu desanimo, más sin embargo debemos tener muy en claro que solo aquellos que perseveren hasta el fin, serán salvos, así que ya lo sabes, si te quieres detener en la búsqueda de tu sueño, solo recuerda que los demás, el mundo y tu mismo sueño no se detendrá

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Revelación 1:6; Éxodo 19:6; Revelación 5:10; 1 Pedro 2:9; 1 Corintios 9:26-27; Hebreos 12:1; Juan 16:33; Hechos 14:22; Efesios 6:12; 1 Corintios 9:25; Efesios 6:14-18; Isaías 59:17; Mateo 24:13; Lucas 21:19


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