martes, 26 de diciembre de 2023

Paradójicamente, si quieres éxito... prepárate primero para muchos fracasos

 


“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”, estas palabras que Dios dijo a su pueblo previo a entrar en la Tierra Prometida, non sino la repetición de lo establecido desde el Principio: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”.

 

En ambos casos Dios nos daba a escoger entre obedecerle y vivir, es decir, aprender de Él sin tener que experimentar el dolor, el sufrimiento y la muerte, o bien escoger, desechando su guía, porque fuera nuestra experiencia la que nos enseñara lo bueno y lo malo, el problema es que, en esta última opción, al haber errores, dicho aprendizaje sería experimentando dolor, sufrimiento y muerte. Ya sabemos cuál fue, ha sido, y sigue siendo la elección que la humanidad en conjunto y cada quien en lo particular ha decidido.

 

Con todo y todo el plan de Dios no se truncó pensar eso haría que nosotros, débiles, torpes, rebeldes y cobardes, pudiéramos más que Dios: “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”.

 

Ahora bien, el hecho de que el plan de Dios no se hubiere truncado no quiere decir que para aquellos que han aceptado su llamamiento ya no exista la posibilidad del dolor, el sufrimiento y la muerte. Seguimos en este mundo, seguimos en la carnalidad y seguimos expuestos a otros que de igual forma comparten esas características siendo que en el peor de los casos éstos últimos ni siquiera han venido a salvación.

 

Con todo y todo, como escribía Pablo a los de Roma, “pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios”.

 

Y todavía mayor claridad, como se nos dice que hacían Pablo y Bernabé en Lista,  Iconio y Antioquía: “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”, la cuestión es que, a pesar de las caídas, volvernos a levantar y continuar nuestro andar a las promesas que se nos han dado, así que, paradójicamente, si quieres éxito... prepárate primero para muchos fracasos.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Deuteronomio 30:19; Jeremías 21:8; Génesis 2:16-18; Romanos 6:23; Isaías 55:10-11; Zacarías 8:12; Romanos 8:18-21; 2 Corintios 4:17; Hechos 14:22; Juan 16:33


No hay comentarios:

Publicar un comentario