martes, 16 de enero de 2024

¿Miedo a fracasar?, es normal; pero deberías tener más miedo de ni siquiera intentarlo

 



Pablo escribiendo a los de Corinto les dice “así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.

 

Es interesante que Pablo reconozca que es factible que uno, aunque hubiese llevado a otros a salvación, pudiera finalmente no alcanzar las promesas, esto quiere decir que existe un riesgo en ello, pero, de igual manera, hay más riesgo, ¿o por qué no decirlo?, certezas en ni siquiera intentar esto.

 

En el mundo, el pensamiento natural es de en muchas ocasiones no correr riesgos, esto es entendible ya que, también en muchas ocasiones, los riesgos sobrepasan los beneficios que esperan obtenerse, pero, ¿aplica esto para el mundo espiritual?, ¿para las promesas que se nos han dado?, Pablo responde esto en su carta a los de Roma: “Pues no tengo dudas de que las aflicciones del tiempo presente en nada se comparan con la gloria venidera que habrá de revelarse en nosotros”.

 

“Pero bueno –alguien podrá decir- incluso en esto, aunque las promesas excedan lo requerido para alcanzarlas, existe el riesgo de no hacerlo, ¿para que arriesgarse?, mejor disfrutar del aquí y del ahora, ¿qué no?” La respuesta a esto nos la da la misma Escritura cuando señala “el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”, de esta forma, ¿es lógico, para no arriesgarse, poner todo en algo que ciertamente terminará, perdiendo la oportunidad de obtener algo más imperecedero?

 

Pedro respondió a lo anterior cuando, a la pregunta de si ellos, sus discípulos, también querían dejarlo como muchos a los cuales sus palabras le parecían dura cosa de aceptar, le responde “Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes las palabras de vida eterna”.

 

Pedro tenía claro todo lo que habían dejado, todo en sus propias palabras, aun así, la seguridad de quedarse en lo temporal que terminará no era comparable con el riesgo, por decirlo así, de alcanzar las promesas inherentes a aceptar a Jesús como Señor y Salvador, como el Mesías esperado.

 

Nuestro Padre, así como Jesús, saben que somos carne y que tenemos miedo, por eso constantemente nos exhortan a cobrar ánimo ante esto, así que ¿miedo a fracasar?, es normal; pero deberías tener más miedo de ni siquiera intentarlo.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

1 Corintios 9:26-27; Romanos 8:18; 1 Juan 2:17; Juan 6:68; Mateo 19:27; Mateo 14:27; Isaías 41:10


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