lunes, 22 de enero de 2024

No puedes cambiar tu pasado, sí puedes cambiar tu futuro, ¿a qué le dedicarás más tiempo?

 


Los elegidos deberíamos de poner más atención en aquello que escribió Pablo a los de Filipo cuando en su momento les dijo “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, ¿por qué?, porque en muchas ocasiones los elegidos tenemos más bien puesta la mirada, no en las promesas, sino en los tropiezos, las caídas que hemos cometido en nuestro andar.

 

La frase que en su momento nuestro Señor le dijo a uno que quería seguirlo, pero antes poner en orden sus cosas, “ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”, tiene varias implicaciones, unas apuntan a no querer volver al estado de donde nos sacó Dios, otras que no sean las cosas que dejamos las que detengan nuestro andar, pero otra más es que no sean los tropiezos, las caídas que experimentamos en el Camino las que atraigan constantemente nuestra atención.

 

Pablo escribiendo a los hebreos les dice en qué deben poner su mirada y, como puede verse, no son en los errores que uno comete en el andar: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”.

 

Fijémonos como es que Pablo hace alusión, sí, al pecado del cual debemos estarnos constantemente despojando, pero no para tener la mirada en ello sino para que, con la mirada en Jesús, quien nos rescató de la muerte por su sacrificio redentor, sepamos que tenemos, por Él y en, El la victoria garantizada.

 

¿Cómo podemos estar seguro de lo anterior?, porque incluso nuestro triunfo no depende de nosotros sino de Aquel que nos llamó a salvación, como Pablo escribe a los de Filipo cuando les dice: “Estoy seguro de que Dios, que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando a buen fin hasta el día en que Jesucristo regrese”

 

Claro que esto no es sin esfuerzo nuestro pues se nos quiere mantenernos fieles hasta el final, como en su momento dijo Jesús: “Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo”; o también: “Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida”.

 

En el andar hacia las promesas que se nos han dado habrá tropiezos y caídas, pero la cuestión es levantarnos, sacudirnos el polvo y seguir nuestro andar, no en quedarnos tirados mirando los errores cometidos, después de todo no puedes cambiar tu pasado, sí puedes cambiar tu futuro, ¿a qué le dedicarás más tiempo?

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Filipenses 3:13-14; 2 Corintios 5:16; Lucas 9:62; 2 Pedro 2:20-22; Hebreos 12:1-2; 1 Corintios 9:26-27; Filipenses 1:6; 1 Corintios 1:7-8; Mateo 24:13; Lucas 21:19; Revelación 2:10; Lucas 21:36


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