martes, 22 de agosto de 2023

Una derrota que no te derrote bien puede ser vista como otra forma de éxito

 


“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse…”, esta frase de Salomón es contundente contra aquellos que señalan que una vez venidos a salvación uno está exento de pecar, más aún, Juan en su primera carta señala “hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”, ese “hijitos míos” es prueba clara de que dicho exhorto iba dirigido a la iglesia de Dios y, muy claramente,  muestra que para el elegido existe la posibilidad de caer, tropezar, vamos: pecar.

 

Más, sin embargo, de igual forma, ahí se señala el actuar que el elegido debe tener: “Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. Esta parte nos lleva a la primera cita vista, la dicha por Salomón: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse…”, ya que ese levantarse es la restauración que Dios hace en uno cuando, arrepentido, pide perdón al Padre volviéndose a levantar para seguir el andar por el Camino a las promesas que se han dado.

 

Job en su momento se creía justo, de hecho, ese era su argumento: que no había hecho mal alguno y que aun así Dios le castigaba, pero una vez que pasa por todo lo que pasó, cuando Dios lo confronta, ¿cuál es la actitud de Job? “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven”. De igual forma David, después de su caída, arrepentido ante Dios ruega “pequé contra Jehová”, y ¿cuál es la respuesta de Dios dada por medio del profeta Natán?, “también Jehová ha remitido tu pecado; no morirás”.

 

En ambos casos la situación a la que se había llegado era, como decimos, insostenible, pero la consecuencia del arrepentimiento conduce a una restauración que supera el primer estado, reconociendo que somos templo del Espíritu Santo, lo dicho por Hageo, en consonancia con esto, puede ser aplicado de igual forma de manera espiritual: “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos”.

 

Si nuestro destino estuviera en función de la perfección y santidad que en el presente siglo podemos alcanzar, dicha expectativa no fuera para nada halagüeña, pero Dios hace su obra en nosotros, no porque lo merezcamos, lo cual no es así, sino porque nos ama, obvio, siempre y cuando se lo permitamos, como en su momento lo dijo por medio del profeta Ezequiel: “…No es por vosotros, casa de Israel, que voy a actuar, sino por mi santo nombre…”.

 

El elegido sabe que en este andar por el Camino a las promesas que se nos han dado habrá tropiezos, caídas, vamos: pecados, pero que el éxito de este andar no estriba en ello sino en que, arrepentidos, vengamos ante Dios para buscar restauración logrando que el estado postrer sea mayor que el primero, después de todo una derrota que no te derrote bien puede ser vista como otra forma de éxito.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Proverbios 24:16; Salmos 37:24; Job 42:5; Miqueas 7:8; 2 Samuel 12:13; Proverbios 28:13; Hageo 2:9; Job 8:7; Ezequiel 36:22; Deuteronomio 7:7


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