martes, 8 de agosto de 2023

No descuides lo que vale. Prioriza, decide y avanza. ¡Pero no desistas!

 


Todos conocemos aquella máxima de nuestro Señor cuando en su momento dijo a los suyos, y en su figura a todos los seguidores de todos los tiempos “más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”, esto no quiere decir dejar una cosa por otra, o al revés, sino priorizar.

 

Esto queda claro en aquella parábola, conocida como la del sembrador, donde nuestro Señor, hablando de la Palabra en la figura de las semillas, ejemplifica con eso de que algunas semillas cayeron entre espinos, diciendo “la semilla que cayó entre espinos representa a los que escuchan, pero poco a poco se dejan ahogar por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, de modo que no llegan a dar fruto”.

 

Pablo, hablando sobre este correcto orden de prioridades, en su momento señalo en su primera carta a los de Corinto “¿no sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.

 

Todo esto puede resumirse en aquel velad y orad dicho por nuestro Señor aclarando “porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo”.

 

¿Y qué sería ese hallarnos durmiendo al regreso de nuestro Señor? “Más si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles”.

 

Caso contrario, ¿qué sería ese hallarnos velando al regreso de nuestro Señor?, la parábola de los talentos nos da luz: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos […] Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ello Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”.

 

El elegido sabe que viviendo en el mundo tiene necesidades físicas que suplir, pero también tiene el entendimiento de que, siendo esto temporal la visión de su actuar debe estar puesto en las promesas eternas, por lo que, en el correcto orden de precedencia, su vista está en las promesas eternas que le han sido dadas, así que ya lo sabes: No descuides lo que vale. Prioriza, decide y avanza. ¡Pero no desistas!

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx


 

Referencias:

Mateo 6:33; Marcos 10:29-30; Lucas 8:14; Hebreos 6:1; 1 Corintios 9:24-27; Filipenses 3:12-14; Marcos 13:35-37; Mateo 25: 14-16, 19-23; Ezequiel 12:22-28; Lucas 12:45-46; Mateo 24:48-50

 


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