martes, 7 de marzo de 2023

Vive tu vida de tal forma que para convencer, en vez de discutir, solo tengas que mostrar lo que has hecho

 


¿Te has dado cuenta que, en cuanto a la vida cristiana, como el hacer es más importante que el decir? Nuestro Señor en su momento fue muy claro en esto cuando señaló “no todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.

 

Sobre esto, extendiéndose en ello, en su momento relató una parábola: “Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero”.

 

Pablo entendía muy bien lo anterior por eso señalaba, en su primera carta a los de Corinto, “sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”, y de igual forma escribiendo a los de Filipo es reiterativo en lo anterior al señalar “hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros”.

 

Y sobre esto del decir y hacer, en la misma primera carta a los de Corinto, Pablo aclaraba “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.

 

Fijémonos, primero, como es que Pablo hace referencia al “hacer”, no al “decir”, al hablar del esfuerzo requerido en cuanto al andar por el Camino; y, segundo, como es que luego señala claramente que, de no ser así, es decir, que su hacer sea congruente, será tanto como haber predicado a otros siendo finalmente él descalificado.

 

Es por ello que escribiendo a los de Roma les dice “porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los que cumplen la ley, ésos serán justificados”, o como dice Jacobo, el medio hermano del Señor en su carta: “Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos”. Como dicen por ahí: Más claro ni el agua.

 

Como elegidos sin duda alguna que estamos obligados a proclamar el Evangelio a toda criatura, pero si nuestro actuar no es congruente con esa proclama, la misma es vacía, hueca, sin sentido, y más que abonar a lo que de nosotros se espera puede ir en nuestra contra, así que ya lo sabes: Vive tu vida de tal forma que, para convencer, en vez de discutir, solo tengas que mostrar lo que has hecho.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx


 

Referencias:

Mateo 7:21; Lucas 6:46; Mateo 21:28-31; 1 Corintios 15:58; 1 Corintios 11:1; 1 Tesalonicenses 1:6; Filipenses 3:17; Filipenses 4:9; 1 Corintios 9:24-27; Filipenses 3:14; Romanos 2:13; Santiago 1:22; Marcos 16:15-18; Hechos 1:8


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