martes, 21 de marzo de 2023

Cuando pienses detenerte toma en cuenta que ni el tiempo, ni la vida, ni las oportunidades lo hacen

 


Sobre la oportunidad de salvación, algunos, que aún no han venido a ella, pareciera que tiene una actitud indolente donde dejan todo para más adelante, para un momento previo a la segunda venida de nuestro Señor donde, después de haber vivido como el Enemigo, la Carne y el Mundo dictaban, se volverán de sus caminos en el justo momento previo al fin de la presente era. De igual forma otros, que ya han venido a salvación, difieren el compromiso de comportarse tal cual se espera de ellos bajo los mismos argumentos.

 

Como idea, ambas posturas son interesantes, pero la misma no solo carece de base bíblica, sino que incluso, considerando la Escritura, es sumamente peligrosa.

 

Comencemos considerando lo dicho por nuestro Señor al respecto: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre”.

 

Y también: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”

 

Pongamos atención en las últimas partes de las dos citas anteriores: Primero, “pero del día y la hora [del regreso de nuestro Señor] nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo [nuestro] Padre”, y segundo, “por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”. Con esas dos perspectivas, ¿es juicioso señalar que uno se esperará para que, cuando sea inminente el fin de este siglo, entonces sí venir a salvación o bien, si ya se vino a salvación, comenzar a vivir conforme se espera de uno?

 

Pablo escribiendo a los hebreos sobre esto les dice “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación”.

 

Interesante que Pablo llama, tanto a quienes se niegan a responder al llamado que de Dios reciben para venir a salvación como aquellos que habiendo venido a ella no viven como de ellos se espera, como de “corazón malo de incredulidad”, aun así, un último exhorto les es lanzado: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones”.

 

El llamado del Padre para venir a salvación en el presente siglo así como el vivir conforme al llamado al que se ha respondido, no es como el timbre del colegio donde, si uno alcanza a entrar al salón antes de que cierren la puerta se salva de las consecuencias de quedarse fuera, más bien es como una oportunidad que se da para que, aceptando o rechazando el llamado, uno de muestras si realmente quiere ser parte del reino venidero, así que ya lo sabes, cuando pienses detenerte toma en cuenta que ni el tiempo, ni la vida, ni las oportunidades lo hacen.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Mateo 24:32-36; 42-44; Lucas 12:36-39; Santiago 5:9; Hebreos 3:12-15; Salmos 95:7; Proverbios 14:14

 


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