Sin
duda alguna que las promesas que se nos han hecho nos motivan a andar en el
Camino, pero las mismas no deben servir de pretexto para perder el tiempo sin
hacer nada y solo pensando en ellas.
Lo
interesante de las promesas que se nos han hecho, es que las mismas están de
manera plena, en cuanto a su realización, en el futuro, en el reino de Dios
venidero. Eso implica que para llegar a ellas debemos avanzar en el Camino.
Pablo,
sobre esto, escribe a los de Corinto señalando en su primera carta “hermanos,
yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
Uno
pudiera considerar a Pablo un ejemplo de lo que se espera en cuanto a los que
hemos respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente
siglo, de hecho, el mismo Pablo refrenda esto cuando en la misma primera carta
a los de Corinto les dice “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.
Si
Pablo, quien se pone como ejemplo a emular, señala sobre sí mismo que aún no lo
ha alcanzado, ¿qué podríamos pensar de nosotros?, con todo y todo fijémonos
como es que el mismo señala que se extiende a lo que está adelante prosiguiendo
a la meta del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Este
andar por el Camino implica esfuerzo, brío, energía, de ahí que, aunque las promesas
dadas sean extremadamente agradables, no debemos quedarnos en el Camino
pensando solo en ellas sino usarlas para motivarnos en cuanto dar los pasos
necesarios para alcanzarlas.
Sobre
esto la Palabra es muy clara: “La pereza hace caer en profundo sueño, y el alma
ociosa sufrirá hambre”, “no ames el sueño, no sea que te empobrezcas; abre tus
ojos [y] te saciarás de pan”, y “el alma del perezoso desea, pero nada
[consigue,] más el alma de los diligentes queda satisfecha”.
De
esta forma es más que claro que el llamado implica un compromiso por alcanzar
aquello que se nos ha prometido llevándonos a avanzar de manera decidida en el
Camino, así que ya lo sabes: Sueña. No mucho para que no pierdas tu tiempo, ni
tan poco que olvides para que estás realmente aquí
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Filipenses
3:13-15; Hebreos 6:1; 1 Corintios 11:1; Filipenses 3:17; 1 Tesalonicenses 1:6; Proverbios
19:15; 20:13; 13:4
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