martes, 17 de enero de 2023

Cuenta cada día, no por sus horas, sino por los pasos decididos hacia el logro de tus sueños y tus metas

 


El andar por el Camino, dada nuestra actual naturaleza carnal, puede en ocasiones cansar, ser frustrante, máxime cuando vemos en nosotros lo que aún no somos.

 

Juan en su primera carta, sobre esto, señala “amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como Él es”.

 

De esta forma es claro que aún no somos lo que seremos, aunque llamados hemos sido a ellos, en ese sentido, ¿tiene caso enfocarnos en lo que aún no somos?

 

Pablo responde a lo anterior señalando sobre su andar en el Camino “no que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

 

Entonces, ¿en qué debería estar fija nuestra mirada?, Pablo escribiendo a los hebreos responde a esto cuando les señala que deben tener “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”.

 

¿Y cuál esa meta que impulsa nuestro andar por el Camino? Pablo escribiendo a los de Colosas sobre esto les dice “cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con El en gloria”, refiriéndose en esto, como lo aclara Pedro en su segunda carta, donde la divinidad “[…] nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas llegu[empos] a ser partícipes de la naturaleza divina”.

 

El andar en el Camino puede en ocasiones cansar, eso se entiende por nuestra actual naturaleza carnal, pero el Espíritu que mora en nosotros debe motivarnos a tratar de alcanzar las promesas que se nos han dado no enfocándonos en lo que aún no logramos sino en aquello que se nos ha prometido, de esta forma cuenta cada día, no por sus horas, sino por los pasos decididos hacia el logro de tus sueños y tus metas.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

1 Juan 3:2; Lucas 20:36; Juan 1:12; Filipenses 3:12-14; 1 Corintios 9:24; 1 Timoteo 6:12; Hebreos 12:2; 1 Corintios 1:18; Miqueas 7:7; Colosenses 3:4; Juan 11:25; Romanos 8:18; 2 Pedro 1:4; Efesios 4:13; Hebreos 12:10

 


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