El
andar por el Camino, dada nuestra actual naturaleza carnal, puede en ocasiones
cansar, ser frustrante, máxime cuando vemos en nosotros lo que aún no somos.
Juan
en su primera carta, sobre esto, señala “amados, ahora somos hijos de Dios y
aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Él se
manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como Él es”.
De
esta forma es claro que aún no somos lo que seremos, aunque llamados hemos sido
a ellos, en ese sentido, ¿tiene caso enfocarnos en lo que aún no somos?
Pablo
responde a lo anterior señalando sobre su andar en el Camino “no que lo haya
alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir
aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no
pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que
queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
Entonces,
¿en qué debería estar fija nuestra mirada?, Pablo escribiendo a los hebreos
responde a esto cuando les señala que deben tener “puestos los ojos en Jesús,
el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió
la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”.
¿Y
cuál esa meta que impulsa nuestro andar por el Camino? Pablo escribiendo a los
de Colosas sobre esto les dice “cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado,
entonces vosotros también seréis manifestados con El en gloria”, refiriéndose
en esto, como lo aclara Pedro en su segunda carta, donde la divinidad “[…] nos
ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas
llegu[empos] a ser partícipes de la naturaleza divina”.
El
andar en el Camino puede en ocasiones cansar, eso se entiende por nuestra
actual naturaleza carnal, pero el Espíritu que mora en nosotros debe motivarnos
a tratar de alcanzar las promesas que se nos han dado no enfocándonos en lo que
aún no logramos sino en aquello que se nos ha prometido, de esta forma cuenta
cada día, no por sus horas, sino por los pasos decididos hacia el logro de tus
sueños y tus metas.
Roberto Celaya
Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
1
Juan 3:2; Lucas 20:36; Juan 1:12; Filipenses 3:12-14; 1 Corintios 9:24; 1
Timoteo 6:12; Hebreos 12:2; 1 Corintios 1:18; Miqueas 7:7; Colosenses 3:4; Juan
11:25; Romanos 8:18; 2 Pedro 1:4; Efesios 4:13; Hebreos 12:10
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