De inicio tal vez el anterior título te puede parecer un
poco extraño, ¿cómo es que en la vida siempre uno tiene la razón?, ¿quiere
decir que uno nunca está equivocado? Déjame explicártelo.
Una cosa es tener razón y otra muy distinta poseer la
verdad. La razón es el producto de mis capacidades cognitivas, de aquello que
entiendo y de las conclusiones a las que llego, es decir, es subjetiva y
depende de mi percepción.
Por su parte la verdad es absoluta, algo que es inherente
y que independientemente de como yo lo vea no cambia.
Yo puedo decir que el helado de chocolate tiene un sabor
desagradable, y tendré razón ya que para mí así es, pero no puedo decir que el
helado de chocolate está hecho de tierra pues eso no es verdad. De esta forma
es muy diferente tener razón a poseer la verdad.
En el caso de los elegidos la verdad está dada, no por
nuestros argumentos, conocimientos o percepciones sino por la revelación que
del Padre deviene a través de su Palabra. Jesús en su momento oró al Padre por
los suyos diciendo “santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. ¿Te
fijas?, Jesús no pidió por que el Padre nos santificara en nuestra verdad sino
en su verdad, de esta forma nuestra razón debe buscar adecuarse a la verdad que
del Padre hemos recibido, no al revés como algunos pretenden.
En ese sentido, y hablando sobre un punto muy específico
de la vida cristiana, siempre tendremos razón excepto cuando digamos que no
podemos ¿por qué?, porque el poder o no de hacer algo, en el caso de los
elegidos, no depende de nosotros sino del poder de Dios que hemos recibido.
Pablo escribiendo a los de Corinto, en su segunda carta
les dice, “¿son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en
trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de
muerte muchas veces. De los judíos cinco
veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con
varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día
he estado como náufrago en alta mar; en
caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de
los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en
el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; . en trabajo y
fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en
desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la
preocupación por todas las iglesias”
Honestamente, si hubiéramos sido Pablo, tal vez
hubiéramos creído que ante eso que relata no hubiéramos podido enfrentarlo, ¡y
tendríamos razón!, más no poseeríamos la verdad ya que la Palabra claramente
nos señala, cuando Pablo escribe a los de Filipo, “todo lo puedo en Cristo que
me fortalece”.
Así que avancemos el Camino hacia las promesas que se nos
han otorgado no poniendo nuestra confianza en nuestras fuerzas, en nuestras
capacidades, sino en Aquel que nos ha llamado para ser parte de su familia,
después de todo ¿sabes algo? En tu vida siempre tendrás razón, excepto cuando
crees que no puedes.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Juan
17:17; 2 Samuel 7:28; Efesios 5:26; 2 Corintios 11:23-28; Hechos 9:16; Romanos
8:36; Filipenses 4:13 2 Corintios 12:9; Colosenses 1:11
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