Tal vez de inicio el titulo anterior te haga ruido,
después de todo nosotros pensamos con la mente y sentimos con el corazón, no al
revés como dicho título señala, pero la idea, como elegidos, es precisamente
mesurar ambas cosas.
Fíjate como en su momento Jesús les dijo a los religiosos
de su tiempo: “¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas!, porque
diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejasteis lo que es lo más grave
de la ley, es a saber, el juicio y la misericordia y la fe: esto era menester
hacer, y no dejar lo otro”. ¿Te fijas?, Jesús no opta por una u otra cosa,
juicio o misericordia, sino que claramente señala que ambos deben ir a la par.
Todos conocemos la historia de la mujer adúltera
presentada ante Jesús: “…los escribas y los fariseos le trajeron una mujer
sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta
mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó
Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían
tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía
en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les
dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra
contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en
tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno,
comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la
mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la
mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella
dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no
peques más”.
¿Te fijas?, los escribas y fariseos, en estricto sentido
normativo, estaban más que apegado a la Ley, pero Jesús no se queda solo con la
cuestión intelectual sino que la modera con la cuestión emocional, es así como
eso de que “acusados por su conciencia salían uno a uno” hace referencia a que
cayendo en cuenta de aquello a donde quería llevarlos Jesús no pudieron seguir
solo su razonamiento intelectual, la justicia pues, sino que tuvieron que
moderarlo con la cuestión emocional, entiéndase misericordia.
No es que ambas partes esté en conflicto, sino que ambas,
a saber: la justicia y la misericordia, como piernas, deben ayudarnos para
avanzar por el Camino. Dicho de otra forma, la justicia no debe llevarnos a
condenar ni la misericordia a exonerar, por eso Jesús termina su encuentro con
la mujer adúltera diciendo “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”, hay
juicio, pues al pecado le llama pecado, pero hay misericordia cuando no la
condena.
Dicen que para que un ave pueda volar necesita lo mismo
extender las alas que plegarlas, si nomás hiciera una de las dos cosas no
podría levantar el vuelo. Los elegidos, de igual forma, no podemos solo usar la
justicia de la Ley para avanzar en el Camino, necesitamos de la misericordia
del corazón para reflejar en nosotros el carácter perfecto y santo de nuestro
Padre Dios, así que ya sabes, tres consejos: piensa con el corazón, siente con
la mente y vive con todo tu ser.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Mateo
23:23; Lucas 11:42; Jeremías 22:3; Juan 8:3-11; Hechos 4:7; Juan 5:14
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