martes, 27 de septiembre de 2022

Quien es grande todo lo hace a lo grande: si fracasa, fracasa a lo grande y si triunfa, triunfa a lo grande

 


La vida cristiana sin duda es una gran apuesta, imagínate ¡le estamos apostando a la vida eterna siendo hijos de Dios como parte de su familia!

 

Contrariamente a lo que muchos creen, no todos somos hijos de Dios, creación de Dios sí, pero no hijos.  La Escritura, refiriéndose a Jesús, claramente dice “más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. De esta forma solo llegan a ser hijos de Dios aquello que reciben a su Hijo.

 

De esta forma todo los que en el presente siglo somos llamados, siendo creación de Dios, podemos elegir entre aceptar a su Hijo o entre rechazarlo. Ambas decisiones tienen consecuencias diametralmente diferentes.

 

Para los que le acepten, como ya se comentó, la vida eterna, para quienes le rechacen, la muerte eterna. Sobre éstos últimos Revelación claramente señala “y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. ¿Te imaginas?, no puede haber resultado más opuesto entre ambas decisiones.

 

Ante tal disyuntiva, algunos, como Pablo, han dejado todo lo que este mundo ofrece por ir en pos de las promesas que se les han hecho. Sobre esto, Pablo, escribiendo a los de Filipo, les dice “y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo”, y para mayor claridad, él mismo, en su primera carta a los de Corinto, les dice “y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible”.

 

Retomando las palabras dichas por Moisés previo a que Israel entrara a la tierra prometida referidas a “a los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”, podemos decir que todos, creación de Dios, tendremos en su momento que elegir entre ambas cosas, en este caso, referidas a aceptar a Jesús o más bien rechazarle, siendo que de esa decisión dependerá nuestra eternidad, después de todo quien es grande todo lo hace a lo grande: si fracasa, fracasa a lo grande y si triunfa, triunfa a lo grande.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 


Referencias:

Juan 1:12; Gálatas 3:26; Revelación 20:15; Juan 3:18,19,36; Filipenses 3:8; Salmos 73:25; 1 Corintios 9:25; Efesios 6:12; Deuteronomio 30:19; Jeremías 21:8

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