martes, 20 de septiembre de 2022

No puedes impedir el que la vida tenga cosas buenas y malas, lo que si puedes es decidir cada día con que te quedas

A diferencia de lo que algunos elegidos creen, en el sentido que aceptar a Cristo como salvador les granjeará una vida sin dificultades, la Escritura es muy clara que más bien lo más probable es que como consecuencia de ello se enfrenten problemas.

Jesús en su momento les dijo a los suyos “porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?”, esto como referencia a que si a Él lo habían rechazado con mayor razón rechazarían a sus seguidores, y todavía para mayor claridad sobre esto en otra ocasión les dijo a los suyos “acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”.

Con todo y todo, a pesar de lo anterior, Cristo siempre tuvo palabras de aliento pues también en su momento señaló “estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

Con todo y todo hay que reconocer que en muchas ocasiones esas cosas malas que le pueden pasar a un elegido pueden llegar a hacer mella en su buen ánimo, esto es natural, más sin embargo el hecho de que sea natural no quiere decir que no podamos hacer nada.

Pablo sobre esto nos da un consejo muy práctico para entonces y muy práctico para hoy: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

¿Y qué hacer con lo malo que nos acontece? Verlo desde la correcta perspectiva, perspectiva que Pablo aclara en su segunda carta a los de Corinto cuando les señala “porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas".

¿Y cuál es el resultado de todo esto?, en esa misma carta a los de Corinto, Pablo les aclara el punto al decirles “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor:.

El andar por el Camino no está exento de reveses, más sin embargo la Palabra nos pone los mismos en la correcta perspectiva y nos alienta para continuar nuestro andar a las promesa que se nos han dado, después de todo no puedes impedir el que la vida tenga cosas buenas y malas, lo que si puedes es decidir cada día con que te quedas.

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
www.rocefi.com.mx





Referencias:
Lucas 23:31; 1 Pedro 4:18; Juan 15:20; Hechos 14:22; Filipenses 3:13-14; Hebreos 6:1; 2 Corintios 4:17-18; Salmos 30:5; 2 Corintios 3:18; Romanos 8:29

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