martes, 7 de junio de 2022

Nunca sabrás de lo que eres capaz hasta que lo intentes

 


Todos conocemos la cita de la Escritura que señala “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, más sin embargo dicha sentencia contrasta con la realidad conde en muchas ocasiones los elegidos no podemos enfrentar con éxito los problemas tanto de la vida como del andar por el Camino que nos encontramos, ¿cómo conciliar esto?

 

Poco antes de partir nuestro Señor dijo a sus discípulos “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”, de igual forma Pablo, en su segunda carta a Timoteo le dice “porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”, y también escribiendo a los de Tesalónica, Pablo, en su primer carta, les dice “pues nuestro evangelio no vino a vosotros solamente en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena convicción”, de esta forma el poder que viene de lo alto a cada uno de los elegidos a través del Espíritu de Dios es más que claro, pero —y esto es muy importante— lo anterior no invalida nuestra actual carnalidad débil, torpe, rebelde y cobarde.

 

El mismo Pablo, que escribió las dos citas finales anteriores, evidenciando la paradoja de los elegidos de vivir con poder del Espíritu de Dios en ellas a la vez que se sigue padeciendo de esta carne, en su momento señaló respecto de sí “ y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;  respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.  Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Esta es la clave para entender dicha paradoja ya que uno no sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.

 

Pensemos en un deportista sea un corredor, un levantador de pesas, o un saltador de distancias, ¿hasta dónde es ésa persona capaz?, pues para ello debe intentarlo, pero ¿qué pasa una vez que lo ha intentado?, pues bien, a partir de ahí sabe sus limitaciones por lo que debe trabajar, de la mano de su entrenador, para superarlas.

 

De igual forma los elegidos debemos intentar enfrentar, superar los problemas tanto de la vida como del andar por el Camino que nos encontremos para determinar nuestras propias limitaciones y, entonces sí: dejar que el Espíritu de Dios con su poder haga en nosotros su obra para alcanzar lo que nos falta.

 

Pablo escribiendo a los de Filipo les dice “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”, de esta forma sabemos que estamos en un proceso, proceso que si bien ahorita implica que conviva el poder de Dios en nosotros junto con nuestra carnalidad actual, llegará el momento en que seamos perfeccionados hasta alcanzar la estatura perfecta de Cristo, pero para ello debemos enfrentar los problemas tanto de la vida como del andar por el Camino que nos encontremos tanto para saber hasta dónde podemos como aquello que nos falta para que Dios haga su obra en nosotros, después de todo nunca sabrás de lo que eres capaz hasta que lo intentes.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx



Referencias:

Filipenses 4:13; Colosenses 1:11; Hechos 1:8; Romanos 15:19; 2 Timoteo 1:7; Romanos 8:15; 1 Tesalonicenses 1:5; 2 Tesalonicenses 2:14; 2 Corintios 12:7-10; Job 2:6; Filipenses 1:6; 1 Corintios 1:8; Efesios 4:13; Filipenses 3:10


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