martes, 10 de mayo de 2022

¿Cometiste un error? ¡Excelente! Has descubierto un área de oportunidad de mejora personal

 


Todos conocemos la parábola que se conoce como la del hijo pródigo. En ella se resalta generalmente el carácter misericordioso así como el amor del padre para con hijo rebelde y arrogante. Con todo y todo quisiera nos fijáramos en un aspecto poco abordado de dicha parábola: la referida a la propia rebeldía y arrogancia del hijo.

 

La parábola en cuestión, relatada por Jesús,  señala: “También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.  Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”.

 

¿Pudiera la actitud rebelde y arrogante del hijo pródigo mostrarnos algo para nuestra edificación? Sé que  la apuesta es arriesgada, por eso casi nunca se aborda de manera positiva esto, ¿cómo señalar que lo que hizo el hijo prodigo puede tener algo bueno, algo que nos sirva para edificación?, pero así es.

 

La cuestión estriba en que uno no va a exaltar, a reconocer, lo malo que hizo el hijo pródigo sino lo bueno que resultó de ello. Cuando los hermanos de José fueron ante él con miedo de que tras la muerte de Israel, su padre, tomara venganza contra ello, José les dijo “ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien”, de esta forma incluso con nuestros errores Dios puede hacer una obra de perfección y santidad, ¿cuál será esto en el caso del hijo pródigo?, la respuesta es: La conciencia que adquirió.

 

En el relato del hijo pródigo llega el momento en que se nos dice “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”. De ahí en adelante su carácter fue cambiado, sí: por las circunstancias adversas que tuvo que pasar, pero también por la conciencia que de las mismas adquirió.

 

De esta forma un hijo  de Dios no se queda rumiando en los tropiezos, las caídas, vamos: los pecados que experimenta en su andar por el camino, sino que los usa para, con la ayuda del Espíritu de Dios, trabajar en ello para que, avanzando hacia las promesas que se nos han dado, replicar en uno el carácter perfecto y santo de nuestro Padre Dios, así que ya lo sabes: ¿Cometiste un error? ¡Excelente! Has descubierto un área de oportunidad de mejora personal.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Lucas 15:11-24; Génesis 50:20; Romanos 8:28; 2 Samuel 16:12; Romanos 8:30; 2 Corintios 4:15; Efesios 1:11; Filipenses 3:14


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