martes, 1 de marzo de 2022

Las grandes conquistas de la vida están reservadas para los espíritus temerarios

 


Cuando uno analiza la vida de aquellas personas que el mundo considera ejemplo de esfuerzo, tenacidad y logro puede darse cuenta que los mismos perfilan un espíritu temerario que avanza incluso cuando tiene todo en contra. Si así es desde el punto de vista material ¡cuánto y más debería ser desde el punto de vista espiritual!

 

Pablo en su segunda carta a Timoteo le dice “porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios”.

 

Ese espíritu de poder, de amor y de dominio propio que menciona Pablo es lo que podríamos denominar un espíritu temerario, con todo y todo hay que acotar que dicho término, en el contexto aquí utilizado, apunta a un espíritu arriesgado, atrevido, osado, audaz, no a un espíritu imprudente, irreflexivo, aventurado.

 

Esto porque el elegido sigue la recomendación de Jesús cuando dijo “porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil?  Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz”.

 

De esta forma, una vez que elegido ha calculado los costos de seguir a Jesús, se lanza en pos de las promesas que han sido dadas sin perder la vista de ello, pues como dijo nuestro Señor Jesús en su momento “ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”.

 

De esta forma, aquel espíritu temerario sabe que aunque pareciera tener todo en contra, como dice la Palabra, “si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?”, siendo que esa comprensión anima a no desistir en el andar por el Camino pues como nuestro Señor Jesús dijo por medio de Juan en el último libro de la Escritura “sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”.

 

Las promesas que hemos recibido exceden con mucho cualquier cosa que podamos padecer, como dice Pablo escribiendo a los de Roma “pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada”, de igual forma dichas promesa superar con mucho cualquier cosa que nos podamos imaginar, como dice Pablo en su primer carta escribiendo a los de Corinto “como está escrito: Lo que ojo no vio, ni oreja oyó, ni ha subido en corazón de hombre, es lo que Dios ha preparado para aquellos que le aman”, pero para alcanzar esas promesas necesitamos ese espíritu arriesgado, atrevido, osado, audaz, después de todo las grandes conquistas de la vida están reservadas para los espíritus temerarios.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

2 Timoteo 1:7-8; Romanos 8:15; Lucas 14:28-33; Mateo 20:22-23; Lucas 9:62; Filipenses 3:13; Romanos 8:31; Salmos 118:6; Revelación 2:10; 1 Corintios 9:25; Romanos 8:18; 2 Corintios 4:17; 1 Corintios 2:9; Salmos 31:19


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