martes, 1 de febrero de 2022

Si sientes que tu mundo se acaba, ¡crea uno nuevo y comienza tu andar en él!

 


Tal vez una de las sensaciones más desalentadoras que puede sentir el elegido cuando responde al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo, es el rechazo que de los demás puede comenzar a recibir. Ese rechazo puede ser laboral, social e incluso familiar generando en quien lo recibe un sentimiento de desánimo.

 

Esto no debería sorprendernos pues nuestro Señor nos previno de ello. Claramente antes de partir le dijo a los suyos, y en su figura a todos los seguidores de todos los tiempos, “entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre”, pero junto con eso nuestro Señor también nos entregó palabras esperanza pues también en su momento señaló “en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

 

La historia de la iglesia de Dios es prueba viviente del cumplimiento de las palabras de nuestro Señor. Los elegidos de todos los tiempos han padecido rechazo, persecución, tribulación lo cual, si bien pesa, duele, no debe ser factor que nos impida seguir avanzando en el Camino hacia las promesas que se nos han dado ya que, en ese mismo sentido, nuestro Señor dejó muy clara la necesidad de mantenernos firmes hasta el final: “Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo”.

 

Pero volviendo sobre el sentimiento de abatimiento que puede sobrevenir ante el rechazo, la persecución, la tribulación que se padezca, esto debe verse a la luz de lo que hemos dejado, el mundo, y en pos de lo que vamos, las promesas del Padre: “Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. En ese sentido, ¿qué tanto debería podernos en cuanto a que nos rechace o persiga algo que está pasando, que está por terminar, si vamos en pos de promesas de vida eterna?

 

Más sin embargo no se demerita ese sentimiento de abatimiento que aquel rechazo, que aquella persecución, que aquella tribulación puede hacer en uno, pero si se entiende que eso mismo desgasta lo que no puede entrar al Reino de Dios mientras que pule, fortalece lo que sí, podemos entonces comprender incluso el valor de aquello, en ese sentido, como escribe Pablo en su segunda carta a los de Corinto, “por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.

 

No hemos sido llamados a salvación para seguir en aquello que solo nos daba muerte, este cambio puede llegar a ser doloroso por el rechazo, la persecución, la tribulación que del mundo padeceremos, pero entendamos que estamos construyendo un  nuevo mundo, un mundo de promesas de vida eterna en el reino venidero, así que ya lo sabes, si sientes que tu mundo se acaba, ¡crea uno nuevo y comienza tu andar en él!

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Mateo 24:9; Daniel 11:33; Juan 16:33; Hechos 14:22; Mateo 24:13; Lucas 21:19; 1 Juan 2:17; 1 Corintios 7:31; 2 Corintios 4:16; Isaías 40:31


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