El
ser humano por naturaleza es miedoso, esto es natural ya que el miedo proviene
de enfrentar una situación desconocida, de igual forma, este sentimiento no es
ajeno a los elegidos pero los mismos están llamados a no ser rehenes del mismo
sino a superarlo.
Es
interesante como la Escritura presenta el miedo como parte fundamental de la
vida de los elegidos. En una ocasión Dios le dice a Josué previo a una batalla
“No tengas miedo, que mañana a esta hora estarán muertos delante de Israel. Tú
les cortarás las patas a sus caballos, y les prenderás fuego a sus carros”, en
otra ocasión Dios le dice a Israel por medio de Isaías “No tengas miedo, que yo
estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas,
y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha”, de
igual forma en su momento Dios a través del ángel le dijo a Daniel “Entonces
aquel hombre me dijo: No tengas miedo, Daniel, porque tus palabras fueron oídas
desde el primer día en que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en
la presencia de tu Dios. Precisamente por causa de tus palabras he venido”.
Pero
también el Nuevo testamento contiene alusiones al miedo que si bien pueden
sentir los elegidos deben luchar para no dejarse dominar por él. En su momento
Jesús les dijo a los suyos “Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan
miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino”, de igual forma, en aquella
ocasión en que Jesús va a los suyos caminando sobre el mar les dice “¡Tened
ánimo; yo soy, no temáis!”, y una vez resucitado apareciéndose a algunos de los
suyos les dice “No temáis: id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a
Galilea, y allí me verán”, y poco antes de partir les dijo a los suyos “La paz
os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo”.
De
esta forma el miedo es un sentimiento natural que existe en todo ser humano,
incluyendo a los elegidos, pero no debe ser ese sentimiento el que nos avasalle
para impedirnos en ir hacia las promesas que se nos han dado.
Sobre
esto, Pablo escribiendo a los Romanos les dice “Pues ustedes no han recibido un
espíritu que los esclavice nuevamente al miedo, sino que han recibido el
espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!... ¿Qué más podemos
decir? Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de
nosotros” y escribiendo a Timoteo, en su segunda carta le dice “Porque no nos
ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio”.
De
esta forma puede entenderse que la valentía, la verdadera valentía, no estriba
en no sentir miedo sino en superar ese sentimiento no dejándose avasallar por
él pata continuar en pos de las promesas que se nos han dado, con todo y todo
depende de uno el tener la confianza en Aquel que nos ha llamado a salvación
sabiendo que incluso aquello que nos supere no podrá nada contra nosotros pues
mayor es quien está de nuestra parte, así que ya lo sabes, ya sean tu miedo o tu valentía, tú decides que deseas guíe
tu vida.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Josué 11:6; Isaías 41:10; Daniel 10:12; Lucas
12:32; Mateo 14:27; Juan 14:27; Romanos 8:15, 31; 1 Juan 4:18; 2 Timoteo 1:7; Romanos
5:5
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