Todo
elegido sabe que tiene un nivel de comportamiento que de él se espera resultado
de la fe que se dice profesar, este comportamiento puede ser englobado como lo
que se conoce como los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza.
Sobre
esto hay muchas referencias en la Escritura de la manera en que puede de manera
muy práctica ponerse por obra, por ejemplo en aquellos “habéis oído…” señalados
por Jesús y que hacen referencia al matar, al adulterar, al divorciarse, al
jurar, al vengarse, al trato a los enemigos, que permiten una guía de acción
concreta para la vida.
Pero
de igual forma que uno sabe lo que debe hacer también debe saber el por qué y
el para qué lo hace. Ambas cosas son muy
distintas aunque complementarias. El por qué mira al pasado mientras que el
para qué mira al futuro. De esta forma, si se nos preguntará eso, es decir, el
por qué y el para qué de lo que hacemos, ¿qué diríamos? Si bien esta respuesta
corresponde a cada quien, ¿qué dice la Escritura?
En
cuanto al por qué, dado que este mira al pasado, la respuesta escritural es precisamente
para dejar de ser, pensar, sentir y hacer lo que antes éramos, pensábamos,
sentíamos o hacíamos. Sobre esto Pablo escribiendo a los de Éfeso les dice “Nadie
os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre
los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en
otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos
de luz (porque el fruto del Espíritu es
en toda bondad, justicia y verdad)”, la frase “porque en otro tiempo erais
tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz” responde a
aquel por qué de lo que ahora somos, pensamos, sentimos y hacemos, de hecho la
cita comienza con un “porque”.
En
ese mismo sentido, y de igual forma, Pablo escribiendo a Tito le dice “porque
nosotros también en otro tiempo éramos necios, desobedientes, extraviados,
esclavos de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles y odiándonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de
Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, Él nos salvó…”, la frase “pero
cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la
humanidad, Él nos salvó” responde a aquel por qué de lo que ahora somos,
pensamos, sentimos y hacemos, de hecho la cita comienza con un “porque”.
Por
último, en la misma línea de pensamiento, Pablo en su primera carta a los de
Corinto les dice “¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni
los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos de vosotros; pero
fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el
nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios”, la frase “esto
erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados,
pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu
de nuestro Dios” responde a aquel por qué de lo que ahora somos, pensamos ,
sentimos y hacemos.
En
cuanto al para qué, dado que este mira al futuro, la respuesta escritural es
precisamente para ser, pensar, sentir y hacer lo que ahora debemos dado el
llamamiento al que hemos respondido. Sobre esto Pablo, en el mismo escrito de
Pablo a los de Éfeso, les complementaba la otra idea del “por qué”, con este
“para qué”: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te
alumbrará Cristo”.
De
igual forma, y en la misma carta de Pablo dirigida a Tito, le habla de ese “para
qué” cuando señala “para que justificados por su gracia fuésemos hechos
herederos según la esperanza de la vida eterna”, de hecho la cita inicia
precisamente con un “para que”.
Por
último, en la misma línea de pensamiento, Pablo en la misma primera carta a los
de Corinto les dice sobre ese “para qué”: “Y Dios, que resucitó al Señor,
también nos resucitará a nosotros mediante su poder”.
De
esto, en cuanto al por qué, dado que este mira al pasado, la respuesta
escritural es precisamente para dejar de ser, pensar, sentir y hacer lo que
antes éramos, pensábamos, sentíamos o hacíamos, y en cuanto al para qué, dado
que este mira al futuro, la respuesta escritural es precisamente para ser,
pensar, sentir y hacer lo que ahora debemos dado el llamamiento al que hemos
respondido, después de todo tan importante como lo que se hace es saber el por
qué se hace y el para qué se hace.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Gálatas 5:21-23; Romanos 13:13-14; Mateo 5:38-48; Mateo
5:3-12; Lucas 6:20-23; Efesios 5:6-9; Colosenses 2:8; Tito 3:3; 1 Pedro 4:1-3; Romanos
6:6; Gálatas 2:20; 1 Corintios 6:9-11; Lucas 21:8; Tito 3:7; Mateo 25:34; 1
Corintios 6:14; 2 Corintios 4:14
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