La inmediatez del pensamiento humano hace que en ocasiones las cosas las evaluemos en función de los resultados prontamente observables, pero en el andar por el Camino, como respuesta al llamamiento que se nos ha dado, debemos considerar que quien guía todo en ese sentido es un ser eterno para el cual el tiempo no es una limitante.
Piensa
en esto: ¿Quién pudiéramos, en el Nuevo Testamento, decir que fue el más
exitoso en sus prédicas? Sabemos que Pablo fundó muchas comunidades pero no se
nos dice la cantidad de gentes, de igual forma ese trabajo le llevó mucho
tiempo, pero quiero que consideres a otro discípulo de nuestro Señor que
pudiera caber en esta categoría y ese es Pedro.
En
Hechos se nos narra la primera prédica de la iglesia inmediatamente después de
la venida del Espíritu Sato sobre ella en Pentecostés. Esta prédica estuvo
a cargo de Pedro siendo que al final de
la misma se señala “así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y
se añadieron aquel día como tres mil personas”. ¿Te imaginas?, una prédica cuyo
resultado dé el que tres mil personas sean bautizadas, pero eso no es todo, más
delante se nos dice que de nuevo oyendo a Pedro, junto con Juan, cinco mil
personas vinieron a salvación, yo no encuentro en todo el Nuevo Testamento algo
similar.
Pero
ese no es el punto. Ahora te pregunto, ¿cuántas personas logró convertir
Andrés, otro de los discípulos de nuestro Señor? Si lees todo el Nuevo
Testamento no hay un solo dato de alguien
a quien Andrés lograse convertir para que, bautizándose, viniese a
salvación. Pero quiero que veas esto de otra forma.
Al
inicio del Evangelio de Juan se nos dice de los primeros discípulos que
respondiendo al llamado de nuestro Señor comenzaron a seguirle. Dentro de esos
primeros discípulos están dos que inicialmente eran de Juan el Bautista. La
relatoría de ese evento nos dice que “Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno
de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero
a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el
Cristo). Y le trajo a Jesús”.
Ahora
bien, de nuevo te planteo la pregunta: ¿Cuántas personas logró convertir
Andrés, otro de los discípulos de nuestro Señor? Si nos atenemos a la Escritura
no encontramos prédicas de Andrés que hubiesen dado como resultados bautizados
que llegase a ser salvos, pero si nos atenemos al relato anterior, fue gracias
a él que Pedro llegó a Jesús lo cual trajo luego como consecuencia que en
aquella prédica de éste último en Pentecostés tres mil personas se bautizasen
siendo salvas y luego lo hiciesen otras cinco mil. De nuevo: ¿Cuántas personas
logró convertir Andrés, otro de sus discípulos?
Lo que quiero que veas es un panorama más completo que se
aleje de la inmediatez del pensamiento humano pues, podrías considerar, que tu
vida ha dado pocos frutos, como los de aquel Andrés al inicio, en cuestión de
conversos venidos a salvación, pero ¿quién te dice que luego uno de esos
conversos, como en el caso de Pedro, no sea la herramienta que más delante Dios
utilice para traer a otros a salvación?
Es por eso que en Eclesiastés se nos dice “por la mañana
siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál
es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno”, ¿y
qué es esta semilla?, la misma Escritura, en lo que se conoce como la Parábola
del Sembrador, nos aclara que la semilla es la Palabra de Dios, de ahí que tú,
yo y todos los hermanos y hermanas que respondiendo al llamado del Padre hemos
venido a salvación en el presente siglo, tenemos la obligación de la Gran
Comisión de ir por todo el mundo predicando el Evangelio sabiendo que si bien
uno siembra y otro riega es Dios finalmente quien da ese crecimiento.
No te desesperes al ver que tu labor en la obra del Señor
no da resultados inmediatos, recuerda que no estamos trabajando por nosotros ni
para nosotros sino para un ser que siendo eterno considera el tiempo de otra
manera después de todo los árboles que siembres tal vez den sombra a otros pero
al mundo le hablarán de ti.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Hechos 2:41; Hechos 4:4; Juan 1:40-42; Eclesiastés
11:6; Isaías 55:10; Lucas 8:11; 1 Pedro 1:23; Mateo 28:19; Marcos 16:15; 1
Corintios 3:6-8; Salmos 92:13-15
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