martes, 2 de noviembre de 2021

Grandes sueños implican grandes sacrificios pero traen grandes satisfacciones

 


Cuando uno responde al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo debe tener muy en cuenta que esto no implica que la vida ha quedado resuelta, al contrario, muy claramente Jesús dijo a los suyos, y en su figura a todos nosotros, “en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

 

De esta forma aquellas promesas que hemos recibido, las cuales podemos señalar como sueños, pero no en el sentido onírico sino como la meta que deseamos alcanzar, llevan de por medio sacrificio para ello.

 

Sobre esto, Pablo escribiendo a los de Corinto les dice en su primera carta “¿no sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.  Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible”.

 

Esta presentación de ideas implica una prioridad en lo que uno desea. Existen las metas temporales pero los elegidos vamos por la atemporales, por las metas eternas, siendo que, en el símil que maneja Pablo, existe una lucha que debemos estar dispuestos a dar.

 

Y más aún, en su segunda carta a Timoteo le aclara “tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.  El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero”.

 

En el mismo sentido de lo dicho, quien desea algo que es de mayor valor, debe ser capaz de hacer los sacrificios necesarios para ello incluso aunque eso implique perder aquello que es de menos valor, y ¿qué hay de menos valor que las promesas que se nos han dado?, pues nada menos que “la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida”, ¿y por qué es de menos valor?, pues simple y sencillamente porque “el mundo pasa, y también sus pasiones” siendo que las metas eternas son de mayor valor pues  como señala la Palabra “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.

 

En la misma línea de pensamiento, en el sello del testimonio, el libro de Revelación, Jesús mismo señala “No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”, así que no lo olvides grandes sueños implican grandes sacrificios pero traen grandes satisfacciones.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx


 

Referencias:

Juan 16:33; Hechos 14:22; Romanos 8:37; 1 Corintios 9:24-25; Filipenses 3:14; Hebreos 12:1; 2 Timoteo 2:3-6; 2 Timoteo 2:9-10; 2 Corintios 1:6; 1 Juan 2:16-17; Romanos 13:14; Efesios 2:3; Revelación 2:10; Mateo 10:28; Lucas 21:12


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