En
la Escritura, el término árbol o árboles aduce a los hombres o a la humanidad.
Cuando Jesús curó a aquel ciego, al principio éste señaló “veo los hombres como
árboles, pero los veo que andan” para luego ser restablecido completamente.
De
igual forma Jesús, en su momento, refiriéndose a las personas señaló “Por sus
frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los
abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos
malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos
buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”.
En
ese mismo orden de ideas en Revelación, poco antes de iniciar el derramamiento
de las plagas referidas a las siete trompetas, un ángel les dice a los otros
cuatro dispuestos a esto “no hagáis daño, ni a la tierra ni al mar ni a los
árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de
nuestro Dios”.
De
esta forma, aquella instrucción de Dios en el Jardín de Edén adquiere mayor
comprensión: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”, refiriéndose a la manera en que alimentándose el hombre
de la información llegaría a ser perfecto: a través de prestar atención a la
instrucción de Dios, representado por el
árbol, el hombre, de la vida, o a través de su propia experiencia basada en el
acierto y error, representado por el
árbol, el hombre, de la ciencia del bien y el mal.
Dado
que Dios es santo y perfecto, la plena libertad se alcanza cuando uno refleja
su carácter, lo cual es representado, como señala Pablo escribiendo a los de
Éfeso, como alcanzar la estatura perfecta de Cristo; pero esto implica un
crecimiento y dicho crecimiento está condicionado a lo que previamente se ha
sembrado por lo que para alcanzar aquello se requiere estar sembrando
constantemente en uno y en los demás semillas de justicia, y ¿qué es justicia?,
“todos tus mandamientos son justicia” escribió en su momento David en uno de
sus salmos, y, en ese sentido, también dejó al respecto consignado el resultado
de ello: “Tengo más discernimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios
son mi meditación. Entiendo más que los ancianos, porque tus preceptos he
guardado”.
Lo
anterior lo dejó muy claramente establecido nuestro Señor en aquel intercambio
discursivo con aquel joven: “Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué
bien haré para obtener la vida eterna? Y Él le dijo: ¿Por qué me preguntas
acerca de lo bueno? Sólo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda
los mandamientos”, así que ya lo sabes si quieres árboles de libertad, siembra
semillas de justicia.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Marcos 8:24; Mateo 7:16-21; Revelación 7:3; Génesis
2:16-18; 1 Pedro 1:16; Mateo 5:48; Efesios 4:13; Salmos 119:172; Salmos 119:99-100;
Mateo 19:16
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