martes, 28 de septiembre de 2021

No todo reto tiene una respuesta correcta y otra incorrecta, pero todos son pruebas de carácter

 


La capacidad de razonar que Dios nos ha dado, como todo lo que como humanos poseemos, tiene sus claroscuros, por una parte nos sirve para entender el mundo, para planear nuestra vida, para resolver los problemas que enfrentemos, pero por otro lado, puede entorpecer nuestro andar por el Camino cuando ésta nos lleva a cuestionar y en ocasiones incluso rebelarnos contra la voluntad divina.

 

Hay quienes del mundo, haciendo mofa de la religión, señalan que para profesar alguna uno prácticamente debe dejar la capacidad de razonamiento de lado. Nada más falso que esto. Pablo escribiendo a los de Roma, de Dios dice que es nuestro culto racional; de igual forma Pedro, en su primera carta, señala que debemos estar prestos para dar razón de nuestra fe. De esta forma la fe de los elegidos no es una creencia ciega, sin mayor argumentación que porque así se nos ha dicho, sino que es una fe razonable, con sustento y fundamento, una fe que incluso exhorta a crecer en el conocimiento de Dios y su Hijo.

 

Pero esta capacidad cognitiva tiene un límite cuando de entender los caminos de Dios, Isaías claramente dejó consignado esto de manera inspirada cuando, en boca de Dios, escribió “porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

 

El libro de Job es toda una exposición de los intentos del hombre por llegar a entender la voluntad de Dios cuando es contraria a lo que nosotros creemos, ¿vemos la trampa en esto?, la cuestión no es que Dios se ajuste a nuestro pensamiento sino que nosotros debemos ajustar nuestro pensamiento a Dios.

 

Esto no quiere decir no pensar, no cuestionar, no indagar, pero hay que entender que hay un límite a ello pues para poder comprender a cabalidad a Dios, tanto en extensión como profundidad ¡deberíamos ser Dios!, lo cual es un absurdo.

 

Pero Dios en su Palabra nos ha revelado, no todo lo que podemos saber sino todo lo que debemos saber, ¿considerando qué?, considerando el plan de salvación. Eso es lo importante, no el tener todas las respuestas para todo, sino, teniendo las respuestas que para andar en el Camino tenemos, avancemos en él a las promesas sabiendo que llegará el momento en que incluso aquello que ahorita no sepamos lo sabremos, como dice Pablo “en parte conocemos, y en parte profetizamos […] Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido”.

 

El responder al llamamiento que el Padre nos ha hecho para venir y salvación en el presente siglo así como el andar en el Camino, si bien se sustenta en verdades razonables, entendibles, fundadas y sustentadas, también conlleva ciertas cuestiones que ahorita no nos son comprensibles del todo dando lugar a ese salto de fe requerido para crecer hasta la estatura perfecta de Cristo, después de todo no todo reto tiene una respuesta correcta y otra incorrecta, pero todos son pruebas de carácter.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 


Referencias:

Romanos 12:1; Proverbios 22:21; 1 Pedro 3:15; 2 Timoteo 2:24-25; Colosenses 1:10; 1 Tesalonicenses 4:1; 2 Pedro 3:18; Efesios 4:15; Isaías 55:8-9; Salmos 40:5; 1 Corintios 13:9, 12; Salmos 139:6


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