¿Te
has dado cuenta que en el andar por el Camino las caídas son gratis pero el
triunfo tiene en costo? Déjame lo explico.
Si
bien cuando respondimos al llamamiento del Padre para venir a salvación en el
presente siglo comenzamos un caminar hacia las promesas, ese caminar no ha
estado exento de tropiezos, de caídas.
La
Palabra es clara cuando señala que “…el deseo de la carne es contra el
Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí,
para que no hagáis lo que quisiereis”, es precisamente esto lo que ocasiona
aquellos tropiezos, aquellas caídas.
Esos
tropiezos, esas caídas, realmente son gratis en el sentido de que no necesitan
esfuerzo, al contrario, suceden por dejar uno de esforzarse en cumplir la
voluntad de Dios, dicho de otra forma, y como lo presenta la Palabra, la carne
es débil por lo que solo es cuestión de dejarse llevar por ella, sin esfuerzo
alguno, para tropezar, para caer.
Por
el contrario, el hacer la voluntad de Dios tiene un costo, la Escritura se
refiere a esto cuando exhorta a esforzarnos para cumplir con el llamamiento al
que se ha respondido: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de
ellos; que Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te
desamparará”; o “esforzaos y esfuércese vuestro corazón todos los que esperáis
en Jehová”; o “esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que
muchos procurarán entrar, y no podrán”, o “velad, estad firmes en la fe; portaos
varonilmente, y esforzaos”; esto por solo mencionar algunos exhortos de la
Palabra al respecto.
Más
sin embargo piensa en esto: ¿alguna vez has intentado jugar a las vencidas
contigo mismo? El juego de las vencidas es aquel donde dos personas, sentadas,
se toman de la mano retadoramente y buscan llevar la del contrincante hacia el
lado opuesto hasta que toque la mesa. ¿Alguna vez has intentado jugar contigo
mismo? Es un absurdo. Un principio de la física el que la suma de las fuerzas
da cero por lo que no podemos ni vencer ni perder jugando contra nosotros
mismos.
Entonces
¿cómo es que aquel esfuerzo del que nos
habla la Palabra nos dará la victoria? La misma Escritura responde: “Porque yo
Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas,
yo te ayudo”.
De
esta forma aquel esfuerzo evidencia en cada uno el deseo de cumplir con la
voluntad de Dios siendo que, si es así, Él interviene para que aquel juego de
vencidas se incline a nuestro favor en este sentido y salgamos triunfadores,
después de todo en esta vida las caídas son gratis, el triunfo tiene un costo,
y lo que hagas con ambos dependen de ti.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Gálatas
5:17; Romanos 7:18; Mateo 26:41; Marcos 14:38; Deuteronomio 31:6; Génesis 28:15;
Salmos 31:24; 1 Corintios 16:13; Lucas 13:24; Mateo 7:13; 1 Corintios 16:13; 2
Samuel 10:12; Isaías 41:13; 2 Timoteo 4:17
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