martes, 27 de julio de 2021

Un líder no necesita estar acompañado para serlo, simplemente requiere que sus acciones trasciendan

 


Cuando escuchamos la palabra líder generalmente se viene a nuestra mente la figura de alguien al cual siguen otras personas, pero en la historia de la humanidad, muchos que pudiéramos considerar líderes no encajan en dicha descripción, más sin embargo, muchas de sus acciones han trascendido moldeando nuestro presente por lo que bien pueden considerarse líderes en el sentido de adelantarse a los de su tiempo, de alcanzar metas que los demás no, y que sus acciones trasciendan el tiempo y el espacio. Lo mismo pasa en la vida cristiana.

 

En la vida cristiana existen dos tipos de liderazgo, uno es el del apóstol, profeta o pastor que tiene a su cargo cierto grupo de personas, esto encajaría con la definición primera anterior; el otro tipo de liderazgo es del resto de la congregación, más bien de la totalidad de la congregación, donde lo que uno  hace afecta a los demás, tanto en lo individual como en lo colectivo. Este es el que por ahorita nos interesa.

 

Pablo escribiendo a Timoteo, en su primer carta le exhorta diciendo “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe [y] pureza”. ¿Te fijas?, el liderazgo no tiene nada que ver con jerarquías, puestos e incluso, como se ve en la cita, con cuestiones como la edad, tiene que ver con el ejemplo que uno dé a los demás.

 

Eso del ejemplo a los demás Pablo lo aplica a su persona cuando escribe a los Filipenses diciendo “hermanos, sed imitadores míos, y observad a los que andan según el ejemplo que tenéis en nosotros”, en el mismo sentido escribe en su segunda carta a los de Tesalónica cuando dice “no porque no tengamos derecho [a ello], sino para ofrecernos como modelo a vosotros a fin de que sigáis nuestro ejemplo”.

 

Pero no solo en Pablo encontramos ese ejemplo que buscamos en un líder, los ejemplos abundan en la Escritura, tanto de lo bueno para imitarlo como de lo malo para rechazarlo, tal como escribe Jacobo, el medio hermano de Jesús, cuando señala “hermanos, tomad como ejemplo de paciencia y aflicción a los profetas que hablaron en el nombre del Señor”, o como Pablo señala en su primer carta a los de Corinto cuando dice “estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos lo malo, como ellos [lo] codiciaron”.

 

Sobre esto del ejemplo Pablo le señala a Timoteo en su primera carta “te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad”, al punto que si uno hace así, puede convertirse en un líder para con los demás, como en el caso de los de Tesalónica lo cual Pablo les reconoció cuando les señaló en su primer carta “de manera que llegasteis a ser un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en Acaya”.

 

De esta forma, el liderazgo que nos interesa por el alcance que entre los de la congregación tiene, es aquel que aplica a todos los creyentes, a todos los miembros del Cuerpo de Cristo lo cuales, con su ejemplo, evidencian esa fe que dicen profesar, después de todo un líder no necesita estar acompañado para serlo, simplemente requiere que sus acciones trasciendan.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

1 Timoteo 4:12; Tito 2:7; Filipenses 3:17; 1 Pedro 5:3; 2 Tesalonicenses 3:9; 1 Corintios 4:16; Santiago 5:10; Mateo 5:12; 1 Corintios 10:6; Salmos 106:14,15; 1 Timoteo 3:15; 1 Corintios 10:32; 1 Tesalonicenses 1:7; 2 Corintios 9:2


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