Hay
un dicho popular que señala que las palabras mueven pero que el ejemplo arrasa.
Esto en referencia a que más allá de lo que podamos decir son finalmente
nuestros actos los que terminan por definir y por mostrarles a los demás lo que
somos.
¿Te has dado cuenta cómo es que los seguidores de Jesús
no se caracterizan solo por arengar a los demás sino por mostrar en su vivir lo
que con sus palabras expresan? Pablo escribiendo a los de Corinto les dice al
respecto “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”. ¿Te imaginas el nivel
de compromiso con el llamamiento como para ponerse como ejemplo para los
demás?, ¿quiénes de nosotros, ante alguien que preguntara cómo seguir a Cristo,
tendríamos la voz completa para sugerir nos imitaran?
Como seguidores de Jesús siempre estamos buscando un
referente de cómo vivir el llamamiento. Es cierto que nuestro primero y
principal referente es Cristo, pero de igual manera necesitamos ver en los
demás, sobre todo los que van adelante en el Camino, como poner por obra la fe que
decimos profesar.
Pablo escribiendo a los hebreos reconoce esto pero al
mismo tiempo da una condición a evaluar para considerar la actitud de los
demás, sobre todo los que deberían ser ejemplo, como algo a imitar: “Acordaos
de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya
sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”.
Si bien Pablo aquí habla de los pastores esto mismo puede
ser aplicable a todo aquel que vaya a la delantera en el llamamiento al que se
ha respondido: considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitar su fe.
Pero la cuestión de lo que las acciones de quienes van
delante en el llamamiento al que se ha respondido reflejan respecto de la fe
que dicen profesar como para que se considere un ejemplo a seguir, no es exclusivo de quienes nos llevan la
delantera en el Camino sino que aplica a todos los que conformamos el Cuerpo de
Cristo ya que siempre habrá alguien para quien seamos un ejemplo.
Pablo en su primer carta a los de Corinto señala esto al
decir “no seáis motivo de tropiezo ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia
de Dios”, de igual forma es reiterativo en esto en su segunda carta a los
mismos cuando dice “no dando nosotros en nada motivo de tropiezo, para que el
ministerio no sea desacreditado”, y sobre esto de no ser tropiezo deben tenerse
muy en mente aquel exhorto de nuestro Señor cuando señaló “¡Ay del mundo por
sus piedras de tropiezo! Porque es inevitable que vengan piedras de tropiezo;
pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!”. Pablo entendiendo esto
se adelanta con su ejemplo a lo dicho anteriormente cuando señala “por esto, yo
también me esfuerzo por conservar siempre una conciencia irreprensible delante
de Dios y delante de los hombres”.
El hablar de nuestra fe con nuestras acciones es algo que
queda muy claro en la Escritura, de hecho no puede entenderse lo que profesamos
sino nuestro actuar no es congruente con ello, por eso Jacobo, el medio hermano
de Jesús, señaló en su carta “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.
Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” y de igual
forma, más delante en su misma carta, reitera “más sed hacedores de la palabra,
y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”, lo cual es congruente
con lo dicho por Pablo a los Romanos cuando señala “porque no son los oidores
de la ley los justos ante Dios, sino los que cumplen la ley, ésos serán
justificados”.
La cuestión de ser ejemplo a los demás está implícita en
el llamamiento al que hemos respondido, desde esa perspectiva todos estamos
llamados a ser líderes y por lo tanto a enseñar con nuestro ejemplo, ese
ejemplo implica poner por obra la fe que se dice profesar e incluso demostrar
con nuestras acciones nuestro pensar antes de pretender que los demás actúen en
consecuencia, después de todo un buen líder siempre va al frente de sus
seguidores y si vienen problemas se adelanta aún más.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
1
Corintios 11:1; Filipenses 3:17; 1 Tesalonicenses 1:6; Hebreos 13:7; 1 Pedro
4:11; Lucas
12:42; Corintios 10:32; Hechos 24:16; Mateo 18:7; Hechos 24:16; Santiago 2:18; Mateo
7:16; Santiago 1:22; Mateo 7:24; Romanos 2:13; Lucas 6:46-48
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