martes, 23 de febrero de 2021

Para vislumbrar un sueño valioso hay que estar bien despierto y para realizarlo, bien activo

 



El Camino hacia las promesas que se nos han dado se avanza sobre dos piernas: la fe y las obras. Somos salvos por la fe, por gracia, pero se nos pide pongamos por obra esa fe que decimos profesar para dar fruto en abundancia de perfección y santidad.

 

Salomón en su momento de manera inspirada señalo “hacer justicia y juicio es a Jehová más agradable que sacrificio”, ahora bien, ¿qué es justicia?, ¿qué es juicio?, la justicia tiene que ver con el hacer, con las obras, “todos tus mandamientos son justicia”, señala David de manera inspirada y sabemos que los mandamientos están en función del actuar; por su parte el juicio tiene que ver con el pensar, con la fe, de igual forma David señala de manera inspirada “enséñame buen juicio y conocimiento, pues creo en tus mandamientos”.

 

De esta forma aquel “hacer justicia y juicio” se refiere a las obras, el hacer, y a la fe, la doctrina. Es por ello que Jacobo, el medio hermano de Jesús, señala en su carta “sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”.

 

El hacer justicia y juicio se refiere a uno, pero como tal uno está en relación con el prójimo, es por eso que esa justicia y ese juicio, en nuestra relación con el prójimo, requiere de un tercer elemento: la misericordia. Jesús en su tiempo, sobre esto, señaló a los guías religiosos “¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas”. En esta cita fidelidad tiene que ver con la fe, mientras que justicia con las obras, el tercer elemento es el de la misericordia.

 

Curiosamente y contrario a lo que se cree, misericordia no quiere decir pasar por alto una infracción sino juzgar con justicia entendiendo las limitaciones, las debilidades,  que el otro tiene, lo cual no nos debe ser muy difícil ya que nosotros de igual forma compartimos esas limitaciones, esas debilidades. Entender este tercer elemento es crucial, Jacobo lo deja muy claro cuando escribe en su carta “porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”.

 

De nuevo: esto no quiere decir dejar pasar las transgresiones que el otro hace, sino entenderlo por medio de la misericordia y edificarle precisamente en justicia y juicio. Jesús dejó muy claro esto cuando dijo “por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.  Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.  Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano”.

 

El avanzar por el camino hacia las promesas que se nos han dado no puede entenderse con una actitud apática e indolente donde no exista ese esfuerzo que de nosotros se requiere para crecer en el conocimiento de Dios y Su hijo poniendo por obra esa fe que se dice profesar, después de todo para vislumbrar un sueño valioso hay que estar bien despierto y para realizarlo, bien activo.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx


 

Referencias:

Efesios 2:8-9; Romanos 3:24; Santiago 2:14-17; Lucas 3:11; Proverbios 21:3; 1 Samuel 15:22; Salmos 119:172; Deuteronomio 6:7; Santiago 1:22; Romanos 2:13; Mateo 23:23; Jeremías 22:3; Santiago 2:13; Mateo 5:7; Mateo 18:15-17; Lucas 17:3


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