Como
parte de la congregación, la pregunta que todo cristiano siempre se hace es
¿debo opinar o solamente acatar? Ambas opciones tiene sus pros y sus contras y
ambas deben verse a la luz de la Escritura.
El
opinar implica posibilidad de mejorar aspectos de la congregación, pero igual
de tender al caos si cada quien considera tener la razón; por otra parte, si
sólo se acata se mantiene el orden, pero de igual forma pueden solaparse
desviaciones vivenciales e incluso doctrinales. ¿Cuál es el punto medio?
Aclaremos
dos cosas de inicio. Una es que la obediencia a nuestras autoridades en la
iglesia es algo que la Palabra exhorta a todos los miembros del Cuerpo de Cristo,
claramente Pablo escribiendo a los Hebreos señala “obedeced a vuestros pastores
y sujetaos [a ellos,] porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han
de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso
no sería provechoso para vosotros”; la otra cosa es que de igual forma el
opinar es necesario en la iglesia para mejora de la misma, incluso la Palabra
exhorta a la edificación mutua la cual solo puede darse en ese contexto tal
como lo señala Pablo escribiendo a los de Éfeso cuando dice “no salga de
vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación,
según la necesidad [del momento,] para que imparta gracia a los que escuchan”;
pero ambas cosas deben darse, como dice Pablo en su primer carta a los de
Corinto “decentemente y con orden”.
Esto
último, que bien puede ser la guía para arcar nuestra participación en el
Cuerpo de Cristo, puede resumirse en el exhorto de Pablo a los de Roma cuando
les dice “así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación
mutua”, de esta forma uno puede opinar, pero no fomentar la desobediencia a las
autoridades de la iglesia; uno puede proponer, pero no indecentemente y con
desorden; uno puede plantear, pero sin imponer ni mucho menos con ánimo de
destruir lo edificado.
De
esta forma, las ideas que uno pudiera creer que son para edificación del Cuerpo
de Cristo deben pasar tres cedazos, no solo uno referido a si lo que se va a
expresar se considera procedente, sino también el cedazo del respeto a las
autoridades, y el cedazo del orden, la decencia y la edificación, de esta forma
lo propuesto presentará no solo la idea, la cual podría ser de beneficio a la
congregación, sino que también respetará a las autoridades establecidas, lo
cual es requisito para el propósito de la iglesia, y fomentará en ella, a
través del orden, la decencia y la edificación, la armonía, la virtud y el
desarrollo.
Todos
tenemos en mente cosas que pudieran mejorarse en la congregación, en la medida
que el Espíritu mueva puede uno proponerlas a la misma, considerando las formas
y el fondo, como dice Pablo escribiendo a los de Éfeso “[esforzándonos] por
preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”, después de todo quien
critica algo tiene la obligación de proponer, no una, sino al menos tres formas
de mejorar lo que señala.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Hebreos 13:17; 1 Corintios 16:16; 1
Tesalonicenses 5:12; Efesios 4:29; Romanos 15:2; 1 Tesalonicenses 5:11; Romanos
14:19; 2 Corintios 13:11; Colosenses 3:12-15; Efesios 4:3; Hebreos 12:14; Santiago
3:13-18
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