El cristiano tiene muy claro que es peregrino en
este mundo y que su verdadera ciudadanía está en el reino venidero, con todo y
todo esto no da pauta a la desidia sino más bien a aprovechar el tiempo.
“Todo lo que tu mano halle para hacer [-dice
Eclesiastés-], haz lo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito
ni conocimiento ni sabiduría en el Seol adónde vas”, es por ello que es
ahorita, mientras se puede, que uno debe trabajar con esmero y diligencia.
Este aprovechar el tiempo puede referirse lo mismo a
las cuestiones materiales que, y con mayor peso, a las cuestiones espirituales.
La primera a efecto de que nuestro trabajo y diligencia nos provea con ayuda de
Dios, de lo que se ocupa para vivir; lo segundo para trabajar, con la ayuda del
Espíritu Santo, en la propia edificación.
Sobre esto, Pablo escribiendo a los de Roma les
exhorta a trabajar en ello “conociendo el tiempo, que ya es hora de despertaros
del sueño; porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando
creímos”. De igual forma escribiendo a los de Colosas los insta a andar “sabiamente
para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo”.
Andar sabiamente hace énfasis en conocer lo que es
bueno, agradable, perfecto y santo para Dios, de otra forma, es decir, si se
hiciera lo contrario ¿podría decirse que se está actuando sabiamente? Claro que
no, hacer así sería actuar necia, imprudentemente.
Es así como para aprovechar el tiempo, el cristiano
debe ir renovando su entendimiento “para que [-como escribía Pablo a los de
Roma-] verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y
perfecto”, pero ahí no termina todo sino que al entendimiento debe agregarse la
acción para tener, como Pablo escribía a los Hebreos “los sentidos ejercitados para
discernir el bien y el mal”.
Ahora bien, a pesar de lo anterior habrá ocasiones
en que las circunstancias se sobreponen a uno. En esto hay que confiar en Dios
pues si estamos en Sus manos todas las cosas ayudaran para bien, sea lo veamos
así en este momento o no, por eso, como sugiere Santiago, en todo y por todo
hay que decir “si Dios lo quiere”
Aun así uno debe tratar en todo momento de avanzar
en el Camino pues no son los pretextos los que nos permiten andar sino el
ejercicio de la voluntad, después de todo dice un dicho que si una puerta se
cierra, se abre una ventana... y yo agregaría: y si no ¡hay que abrirla!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
1 Crónicas 29:15; 1 Pedro 2:11; Hebreos 11:16;
Filipenses 3:20; Efesios 5:16; Eclesiastés 9:10; Romanos 13:11; Colosenses 4:5;
Romanos 12:2; Hebreos 5:14; Romanos
8:28; Santiago 4:15
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