martes, 3 de diciembre de 2019

Dice un dicho que si una puerta se cierra, se abre una ventana... y yo agregaría: y si no ¡hay que abrirla!



El cristiano tiene muy claro que es peregrino en este mundo y que su verdadera ciudadanía está en el reino venidero, con todo y todo esto no da pauta a la desidia sino más bien a aprovechar el tiempo.

“Todo lo que tu mano halle para hacer [-dice Eclesiastés-], haz lo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría en el Seol adónde vas”, es por ello que es ahorita, mientras se puede, que uno debe trabajar con esmero y diligencia.

Este aprovechar el tiempo puede referirse lo mismo a las cuestiones materiales que, y con mayor peso, a las cuestiones espirituales. La primera a efecto de que nuestro trabajo y diligencia nos provea con ayuda de Dios, de lo que se ocupa para vivir; lo segundo para trabajar, con la ayuda del Espíritu Santo, en la propia edificación.

Sobre esto, Pablo escribiendo a los de Roma les exhorta a trabajar en ello “conociendo el tiempo, que ya es hora de despertaros del sueño; porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos”. De igual forma escribiendo a los de Colosas los insta a andar “sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo”.

Andar sabiamente hace énfasis en conocer lo que es bueno, agradable, perfecto y santo para Dios, de otra forma, es decir, si se hiciera lo contrario ¿podría decirse que se está actuando sabiamente? Claro que no, hacer así sería actuar necia, imprudentemente.

Es así como para aprovechar el tiempo, el cristiano debe ir renovando su entendimiento “para que [-como escribía Pablo a los de Roma-] verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto”, pero ahí no termina todo sino que al entendimiento debe agregarse la acción para tener, como Pablo escribía a los Hebreos “los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal”.

Ahora bien, a pesar de lo anterior habrá ocasiones en que las circunstancias se sobreponen a uno. En esto hay que confiar en Dios pues si estamos en Sus manos todas las cosas ayudaran para bien, sea lo veamos así en este momento o no, por eso, como sugiere Santiago, en todo y por todo hay que decir “si Dios lo quiere”

Aun así uno debe tratar en todo momento de avanzar en el Camino pues no son los pretextos los que nos permiten andar sino el ejercicio de la voluntad, después de todo dice un dicho que si una puerta se cierra, se abre una ventana... y yo agregaría: y si no ¡hay que abrirla!


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor



Referencias:
1 Crónicas 29:15; 1 Pedro 2:11; Hebreos 11:16; Filipenses 3:20; Efesios 5:16; Eclesiastés 9:10; Romanos 13:11; Colosenses 4:5; Romanos 12:2;      Hebreos 5:14; Romanos 8:28; Santiago 4:15

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