La existencia de los milagros es algo que todo
cristiano da por hecho, la misma Escritura, de principio a fin, da testimonio
de ello, más sin embargo ¿ya pasaron los tiempos de los milagros?, si aún
existen ¿quién o quienes los realizan?
Cristo dijo a sus seguidores que habría ciertas
señales que los identificarían: “En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán
nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera,
no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Basados en
esta cita muchos movimientos cristianos buscan mostrar y demostrar que la misma
se refiere a ellos pues literalmente, según ellos, hacen lo que Cristo señaló.
Revelación nos presenta dos testigos que de igual
forma realizan grandes prodigios en nombre de Dios: “Si alguno quiere dañarlos,
sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere
hacerles daño, debe morir él de la misma manera. Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin
de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas
para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas
veces quieran”. Es interesante que, como señala Revelación, a pesar de estos
prodigios los pueblos de la tierra no creen en el testimonio de estos testigos,
siendo así, ¿es literal lo que la cita señala?
Pablo, en su primer carta a los Corintios enumera
los dones de los que el Espíritu ha dotado a la iglesia de Dios para la Gran
Comisión: “Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro,
palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y
a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a
otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a
otro, interpretación de lenguas”.
Es así que los milagros, materialmente hablando,
siguen estando en la iglesia, con todo y todo nosotros andamos por fe y no por
vista por lo que no buscamos señales sino que adoramos al Padre en Espíritu y Verdad,
pero si bien los milagros materiales existen en la iglesia, los dones para ello
no son poseídos por todos, como Pablo señala, más sin embargo, y más allá de lo
comentado, la noción espiritual de los milagros inicialmente señalados están al
alcance de todo bautizado y de hecho forman parte de su comisión ante las
naciones.
A través de la Palabra y el testimonio todo cristiano
puede echar fuera demonios -desarraigar el error e implantar la verdad-, hablar
nuevas lenguas –presentar las verdades en idiomas y de formas nuevas-, tomar
serpientes en las manos –manejar las cosas del mundo, que pierden a muchos, sin
ser afectados por ellas-, beber cosa mortífera sin sufrir daño –escudriñando todo,
incluso lo presentado por el mundo, desechando lo malo y reteniendo lo bueno-, e
imponer las manos a los enfermos para sanarlos –sanación espiritual a través
del mensaje del Evangelio-.
De igual forma los dos testigos, símbolo del testimonio
de la iglesia en toda su existencia, pueden echar fuego de su boca para devorar
a sus enemigos y que todo quien le quiera hacer daño muera de la misma forma –poder
para que por su misma prédica los injustos se acarreen juicio-, así como cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los
días de su profecía (testimonio y prédica) –poder para acarrear maldiciones
sobre los inicuos, para mostrar las abominaciones de la tierra y acarrear sobre
los herejes e incrédulos el castigo a sus acciones-.
Todo lo anterior lo compendia Pablo cuando
indica que la Gran Comisión puede resumirse en andar “derribando argumentos y
toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo”, después de todo a veces nuestra fe
es tan grande que no nos cabe dentro y tiene que salir... salir a hacer
milagros.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Marcos 16:17-18; Hechos 5:16; Revelación
11:5-6; 1 Corintios 12:8-10; 2 Corintios 5:7; 8:7; 1 Corintios 1:22-24; Juan
4:23-24; Marcos 16:15-18; Efesios 4:11-16; 2 Corintios 9:13; 10:5; Filipenses
4:7
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