martes, 6 de febrero de 2024

Ganar a veces es cuestión ajena a uno, pero intentarlo poniendo todo en ello es cuestión de voluntad

 


Uno esperaría que la vida de los elegidos fuera de triunfo en triunfo, después de todo Pablo señala en su segunda carta a los de Corinto “porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”.

 

Pero ese mismo Pablo, más delante, da una descripción de su vida, ya como cristiano, que dista mucho, desde el punto de vista natural, de una vida de triunfo en triunfo: “Tres veces he sido azotado con varas; una vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar. Son muchas las veces que he estado de viaje corriendo peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de mi propia gente, peligros de los no judíos, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos. He pasado por muchos trabajos y fatigas; muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido de hambre y de sed; muchas veces no he comido, y he pasado frío y desnudez”.

 

Si cuando escuchamos el llamado del Padre para venir a salvación, tal vez por medio de una prédica, tal vez por medio de un sermón, tal vez por medio de un estudio, nos hubieran dicho que lo que nos esperaba, antes que ir de triunfo en triunfo, era lo que anteriormente Pablo relata, ¿cuántos de nosotros hubiéramos aceptado?

 

Una cosa es saber que como cristianos tendremos tribulaciones, pero otra muy distinta padecerlas, con todo y todo, aquello nunca se nos ocultó, las palabras de nuestro Señor, “en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” resuenan en cada uno cada vez que pretendemos con un “no sabía que esto me depararía ser cristiano” quiere salir como excusa de nosotros.

 

El primer capítulo de Josué es muy significativo ya que es cuando éste, tomando el liderazgo del pueblo de Israel, lo va a introducir en la tierra prometida, y ¿sabes?, en ese capítulo, no una, ni dos, sino tres veces Dios le dice a Josué que se esfuerce y que sea valiente.

 

Entendamos esto: Dios nos introducirá en la tierra prometida, el reino venidero, lo cual para nosotros sería imposible, pero ahorita nos pide nos esforcemos y seamos valientes, lo cual para nosotros es posible; de esta forma Dios nos pide hagamos, con todas nuestras fuerzas, lo que podemos hacer que Él hará, con toda su omnipotencia, lo que no podamos hacer, después de todo ganar a veces es cuestión ajena a uno, pero intentarlo poniendo todo en ello es cuestión de voluntad.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

2 Corintios 3:17-18; Romanos 8:29; 2 Corintios 11:25-27; Hebreos 11: 1-40; Juan 16:33; Hechos 14:22; Josué 1:6,7,9; 1 Corintios 16:13


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