martes, 4 de julio de 2023

¿Dices que la vida es pesada?, pues no la cargues, ¡vívela!

 


En su momento Pablo, escribiendo a los de Filipo, les dijo “no lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”. Vuelve sobre lo anterior y preguntante si como Pablo puedes decir “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”.

 

No puede negarse que la vida es pesada, más aún para el elegido ya que no solo se enfrenta a las adversidades propias del presente siglo sino a la tribulación que el Enemigo, el Mundo y la Carne infligen en nuestro andar por el Camino.

 

Sobre este mismo Pablo, en su segunda carta a los de Corinto les dice “tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez”. De nueva cuenta recordemos lo anteriormente dicho por él mismo: “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”.

 

Ante esto no podemos menos que preguntarnos cuál sería el secreto de Pablo para mostrar ese buen ánimo a pesar de todo lo que enfrentaba. La respuesta nos la da Pedro en su primera carta cuando dice “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. Ese es el secreto: Confiar en Dios, no en nosotros –lo cual de por si es una humillación para nuestra carne-, poniéndonos bajo su resguardo sabiendo, como dice la misma Palabra, “…que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman, los que han sido llamados por Dios de acuerdo a su propósito”.

 

Todo lo anterior lo resume Pablo, providencialmente inmediatamente después de la cita vista inicialmente, cuando señala “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

 

Vuelve sobre lo anteriormente dicho: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. ¿Te das cuenta?, no dice “algo puedo en Cristo que me fortalece”, o “mucho puedo en Cristo que me fortalece”, sino “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Entiende bien eso: “Todo”.

 

El elegido, en su andar por el Camino a las promesas que ha recibido sin duda enfrentará adversidades, tribulaciones, pero sabe que solo no va y que Quien lo acompaña puede incluso con aquello que uno se le haga imposible, así que ya lo sabes: ¿Dices que la vida es pesada?, pues no la cargues, ¡vívela!

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Filipenses 4:11-12; 1 Timoteo 6:8; 2 Corintios 11:25-27; Hebreos 11:37; 1 Pedro 5:6-7; Mateo 23:12; Romanos 8:28; 2 Corintios 4:15; Filipenses 4:13; Colosenses 1:11

 


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