martes, 2 de mayo de 2023

Una grieta en el camino: el necio cae en ella, el listo le saca la vuelta, pero el trascendente la tapa para los demás

 


La Gran Comisión que se le ha asignado a los elegidos, implica ir por todo el mundo anunciando el Evangelio a toda creatura, esa labor no termina una vez que alguien ha aceptado el llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo, sino que continúa con la edificación de ellos.

 

Pablo escribiendo a los de Tesalónica, en su primera carta, les señala “por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo”. Para esta edificación, lo primero es el ejemplo que uno da, la manera en que vive la verdad, en que pone por obra esa fe que se dice profesar. En su carta a los de Colosas, Pablo les dice “Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, [así] andad en El; firmemente arraigados y edificados en El y confirmados en vuestra fe, tal como fuisteis instruidos, rebosando de gratitud”.

 

Después del ejemplo viene la exhortación, es decir, ayudar a los demás, así como ellos nos ayudan, en crecer en el conocimiento de Dios y su Hijo y mejorar en la manera en que demostramos aquello en lo que creemos. Para esto la base de la que se parte está dada por nuestro Señor cuando dijo “El que es el mayor entre vosotros será vuestro siervo”.

 

Un siervo no se enseñorea sobre las demás, al contrario, sabe que él también está en un proceso de aprendizaje, de crecimiento. Pablo en su primera carta a los de Corinto les dice “si alguno cree que sabe algo, no ha aprendido todavía como lo debe sabe”.

 

Alguien que tiene esa perspectiva de sí mismo no adopta la actitud de aquel fariseo que decía “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo”.

 

Pero de igual forma no cierra sus ojos al pecado y si hay algo que corregir en el hermano lo hace. En su primera carta a los de Corinto, Pablo los confronta por que ellos habían cerrado sus ojos a un caso de inmoralidad escandaloso en la iglesia: “De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre. Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción?”.

 

Así que el equilibrio entre justicia y misericordia solo puede sernos dado por el Espíritu de Dios en nosotros, con la mira a edificar, corregir, perfeccionar y santificar a los demás, así como nosotros somos edificados, corregidos, perfeccionados y santificados por ellos, pues desde el punto de vista espiritual, una grieta en el camino: el necio cae en ella, el listo le saca la vuelta, pero el trascendente la tapa para los demás.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Marcos 16:15; Mateo 28:19; 1 Tesalonicenses 5:11; Efesios 4:29; Colosenses 2:6-7; 1 Juan 5:11,12,20; Mateo 23:11; Marcos 10:43; 1 Corintios 8:2; Gálatas 6:3; Lucas 18:9-14; Romanos 14:3; 1 Corintios 5:1-2; 2 Corintios 7:12

 


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