martes, 6 de diciembre de 2022

Claro que puedes ver hacia el pasado, pero solamente con la intención de aprender de él

 


El elegido sabe que las promesas que se nos han dado quedan adelante, es por ello que su mirada está fija enfrente, como Pablo en su momento señaló “hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

 

Lo anterior, si bien es la mejor actitud que uno puede tener en este andar por el Camino, puede dar la impresión que de no debe mirarse hacia atrás, máxime cuando se tiene a nuestro Señor diciendo por lo claro “…Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”, pero ambas expresiones no están reñidas con mirar hacia atrás, pero, claro, desde la correcta perspectiva.

 

Pablo escribiendo a los de Filipo les dice “doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría, porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora”; Daniel en su momento oró a Dios diciendo “a ti, Dios de mis padres, te alabo y te doy gracias. Me has dado sabiduría y poder, me has dado a conocer lo que te pedimos…”; y David en su momento señaló “alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios”.

 

Como puede verse, para que las anteriores tres citas tuvieran verificativo era menester mirar hacia atrás: En el caso de Pablo para evaluar el trabajo de los de Filipo, en el caso de Daniel para reconocer a Dios como el dador de todo, y para el caso de David para agradecer por lo recibido. De esta forma tenemos que uno sí puede mirar hacia atrás, pero, de nuevo: con la correcta a actitud.

 

¿Y cuál es esa correcta actitud? Aprendizaje. Véase de nuevo las tres citas anteriores y se podrá notar que los tres escritores aprendieron algo de Dios: su llamamiento, su providencia, su amor, de hecho, esto no debería sorprendernos pues Jesús mismo señaló el sentido de la vida, actual y futura: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.

 

Reflexionar sobre el pasado, no con ánimo recriminativo, ni de añoranza, sino de aprendizaje, nos permite avanzar en el conocimiento de Dios y su Hijo, generando en nosotros gozo y esperanza, y motivándonos en nuestro andar por el Camino, después de todo claro que puedes ver hacia el pasado, pero solamente con la intención de aprender de él.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Referencias:

Filipenses 3:13-14; Hebreos 6:1; 2 Corintios 5:16; Lucas 9:62; Hebreos 10:38; 2 Pedro 2:20-22; Filipenses 1:3-5; Romanos 1:8; 1 Corintios 1:4; Daniel 2:23; Génesis 31:42; Mateo 11:25; Salmo 103:1-2; Ezequiel 39:7; Lucas 1:46,47


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