La
vida cristiana sin duda es una gran apuesta, imagínate ¡le estamos apostando a
la vida eterna siendo hijos de Dios como parte de su familia!
Contrariamente a lo que muchos creen, no todos somos
hijos de Dios, creación de Dios sí, pero no hijos. La Escritura, refiriéndose a Jesús,
claramente dice “más a todos los que le recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. De esta forma solo
llegan a ser hijos de Dios aquello que reciben a su Hijo.
De esta forma todo los que en el presente siglo somos
llamados, siendo creación de Dios, podemos elegir entre aceptar a su Hijo o
entre rechazarlo. Ambas decisiones tienen consecuencias diametralmente
diferentes.
Para los que le acepten, como ya se comentó, la vida
eterna, para quienes le rechacen, la muerte eterna. Sobre éstos últimos
Revelación claramente señala “y el que no se halló inscrito en el libro de la
vida fue lanzado al lago de fuego”. ¿Te imaginas?, no puede haber resultado más
opuesto entre ambas decisiones.
Ante tal disyuntiva, algunos, como Pablo, han dejado todo
lo que este mundo ofrece por ir en pos de las promesas que se les han hecho.
Sobre esto, Pablo, escribiendo a los de Filipo, les dice “y aún más, yo estimo
como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a
Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como
basura a fin de ganar a Cristo”, y para mayor claridad, él mismo, en su primera
carta a los de Corinto, les dice “y todo el que compite en los juegos se
abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero
nosotros, una incorruptible”.
Retomando las palabras dichas por Moisés previo a que
Israel entrara a la tierra prometida referidas a “a los cielos y a la tierra
llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la
muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y
tu descendencia”, podemos decir que todos, creación de Dios, tendremos en su
momento que elegir entre ambas cosas, en este caso, referidas a aceptar a Jesús
o más bien rechazarle, siendo que de esa decisión dependerá nuestra eternidad,
después de todo quien es grande todo lo hace a lo grande: si fracasa, fracasa a
lo grande y si triunfa, triunfa a lo grande.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Juan 1:12; Gálatas 3:26; Revelación 20:15; Juan 3:18,19,36; Filipenses 3:8; Salmos 73:25; 1 Corintios 9:25; Efesios 6:12; Deuteronomio 30:19; Jeremías 21:8