En
el andar por el Camino, cuando hablamos de soñar no nos estamos refiriendo a la
actividad onírica relativa al descanso que experimentamos, sino a esas metas, a
esos objetivos que, ajenos a la realidad actual, uno busca alcanzar.
Curiosamente,
hablando del llamamiento al que se ha respondido, nuestro actuar antes de venir
a salvación más bien se parecía a ese sueño que experimentamos al dormir, ¿por
qué?, pues por que en aquel entonces íbamos tras mentiras, tras engaños, no
como hoy que andamos en la verdad, como escribe Tito en su carta “porque
nosotros también en otro tiempo éramos necios, desobedientes, extraviados,
esclavos de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles y odiándonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de
Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, Él nos salvó, no por obras
de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por
medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo”.
Sobre
esto mismo Pablo escribe a los Efesios diciendo “y [Dios] os dio vida a
vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales
anduvisteis en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al
príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia, entre los cuales también
todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne,
satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por
causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros
delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados), y con Él nos resucitó, y con Él nos sentó en
los lugares celestiales en Cristo Jesús, a fin de poder mostrar en los siglos venideros
las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús”.
¿Te
fijas?, antes, cuando ajenos a la salvación estábamos, íbamos en pos de
aquellas cosas que no solo no son verdad sino que , peor aún, nos traen muerte,
pero una vez venidos a salvación hemos comenzado a andar en el Camino en pos de
las promesas que se nos han dado, de esta forma puede decirse que en ambos
momentos soñábamos —entendiendo esto como el querer alcanzar las metas, los
objetivos que nos propusiéramos— pero aquellos antes de venir a salvación, al
ser falsos, engañosos, no eran reales, no como los de ahorita que al ser
promesas de Dios son verdad, son auténticos.
Pudiera
decirse que antes soñábamos estando dormidos, ahora soñamos estando despiertos,
pero de igual forma necesitamos trabajar para hacer que estos sueños sean
realidad, después de todo, y en este sentido, sueña más una persona despierta
que una dormida ¡y hace más sueños realidad!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Tito 3:3-5; Romanos 6:5-9; Colosenses 3:5-11;
Jeremías 29:11; Hebreos 10:23; 1 Pedro 5:10; Efesios 2:1-7; Colosenses 2:12-14