martes, 15 de junio de 2021

Solo hay un riesgo que no vale la pena correr: el riesgo de no lograr tus sueños por no intentarlo

 


Si somos honestos en el llamamiento, nada nos garantiza que alcanzaremos las promesas. Es cierto, como dice nuestro Señor Jesús, que nada ni nadie nos puede arrebatar de sus manos, pero una cosa es que nada ni nadie pueda arrebatarnos de las manos del Señor y otra muy distinta que nosotros, voluntariamente, nos salgamos de ellas.

 

Sobre esto último, Pablo escribiendo a los hebreos, les dice “porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios”.

 

Sobre lo primero señalado, a saber: que no hay certeza en que llegaremos al final, Pablo en su carta a los de Filipo lo señala estableciendo que aún en la incertidumbre es menester mantenerse firmes: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,  prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

 

Es por eso que en Revelación, a aquellos que han vencido y han sido considerados dignos de ser con Cristo reyes y sacerdotes en el reino venidero, son señalados como llamados, elegidos y fieles, no solo llamados y elegidos, sino también fieles, es decir, que a pesar de todo se mantuvieron firmes hasta el final.

 

Proverbios como admonición señala la actitud del indolente que señalando problemas y obstáculos renuncia a pelear incluso antes de que la batalla empiece: “Dice el perezoso: El león está fuera; seré muerto en la calle”. Parafraseando alguien pudiera decir: “El andar por el Camino trae mucha tribulación, mejor desisto de ello para no pasar por las pruebas”. ¿Qué resultado podría esperarse de eso?

 

 Jesús nunca dijo que el responder al llamado implicaría una vida sin mayores problemas, al contrario, claramente señalo para aquellos que así hiciesen: “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán”, pero de igual forma señaló la condición para triunfar en el llamamiento al que se ha respondido: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”.

 

Nada nos garantiza llegar al final, en alcanzar las promesas, en esto debemos hacer nuestro máximo esfuerzo, pero de lo que sí hay garantía es que si cejamos en esto no alcanzaremos aquello que se nos ha prometido, después de todo solo hay un riesgo que no vale la pena correr: el riesgo de no lograr tus sueños por no intentarlo.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx


 

Referencias:

Juan 10:28; Isaías 27:3; Hebreos 10:26-27; Números 15:30; Filipenses 3:13-14; Lucas 9:62; Revelación 17:14; Mateo 22:14; Proverbios 22:13; Números 13:32-33; Mateo 24:9-10; Daniel 11:33; Mateo 24:13; Lucas 21:19


No hay comentarios:

Publicar un comentario