martes, 13 de abril de 2021

Ante las circunstancias, un buen líder reacciona, un gran líder se adelanta, y un excelente líder las crea

 


Cuando hablamos de liderazgo hay que reconocer que existen diferentes tipos. Está el líder que reacciona ante las circunstancias, bueno pues lleva a sus seguidores al objetivo planteado pero de manera reactiva; está el líder que se adelanta a las circunstancias, mejor aún ya que lleva a sus seguidores sin

esperar a reaccionar a lo que sucede sino que previéndolo camina un paso adelante; y está el líder que es capaz de crear las circunstancias, no reacciona, no se adelanta, él mismo crea las formas, las maneras y con eso no solo lleva a sus seguidores al objetivo sino que incluso influye en las circunstancias, éste es el líder de excelencia.

 

Los elegidos tenemos al mejor líder, al líder más excelente, Jesús, a quien seguimos y a quien buscamos imitar. Es interesante que Jesús, nuestro líder, caiga en la tercera categoría, es decir, es un líder excelente que crea las circunstancias.

 

Jesús en su momento señaló “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, ¿te fijas?, Jesús no se amoldó a las circunstancias de su momento, tampoco se adelantó  ellas, Él mismo se pudo como el líder que hay que seguir independientemente de lo que nos rodea.

 

Es por eso que Pablo escribiendo a los de Roma deja claro que no hay que ser un buen líder que reacciones a las circunstancias ni un gran líder que se adelante a ellas, sino como Jesús un excelente líder que cree las mismas circunstancias: “Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto”.

 

Lo que se conoce como las Bienaventuranzas contenidas en Mateo 5:2-12 señalan la manera en que nosotros, como seguidores de Jesús, podemos imitándole ser un líder de excelencia ante los demás, no reaccionando ni adelantándonos a las circunstancias, sino creándolas: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.  Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.  Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.  Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.  Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues  de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros”

 

Si así hacemos seremos sal de la tierra y luz del mundo, pero si reaccionamos a las circunstancias e incluso si nos les adelantamos, serán éstas las que estén marcando nuestra pauta de andar por el Camino, y no estamos llamados a ello, después de todo ante las circunstancias, un buen líder reacciona, un gran líder se adelanta, y un excelente líder las crea.

 

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx


 

Referencias:

Juan 8:12; 1 Juan 1:6; Isaías 42:6,7; Romanos 12:2; Marcos 4:19; Efesios 4:23-24; Mateo 5:2-12; Efesios 5:10; Colosenses 3:10; Mateo 5:13-16; 1 Pedro 1:14; 2 Pedro 1:4


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