Cuando
hablamos de liderazgo hay que reconocer que existen diferentes tipos. Está el
líder que reacciona ante las circunstancias, bueno pues lleva a sus seguidores
al objetivo planteado pero de manera reactiva; está el líder que se adelanta a
las circunstancias, mejor aún ya que lleva a sus seguidores sin
esperar
a reaccionar a lo que sucede sino que previéndolo camina un paso adelante; y
está el líder que es capaz de crear las circunstancias, no reacciona, no se
adelanta, él mismo crea las formas, las maneras y con eso no solo lleva a sus
seguidores al objetivo sino que incluso influye en las circunstancias, éste es
el líder de excelencia.
Los
elegidos tenemos al mejor líder, al líder más excelente, Jesús, a quien
seguimos y a quien buscamos imitar. Es interesante que Jesús, nuestro líder,
caiga en la tercera categoría, es decir, es un líder excelente que crea las
circunstancias.
Jesús
en su momento señaló “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, ¿te fijas?, Jesús no se amoldó a
las circunstancias de su momento, tampoco se adelantó ellas, Él mismo se pudo como el líder que hay
que seguir independientemente de lo que nos rodea.
Es
por eso que Pablo escribiendo a los de Roma deja claro que no hay que ser un
buen líder que reacciones a las circunstancias ni un gran líder que se adelante
a ellas, sino como Jesús un excelente líder que cree las mismas circunstancias:
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de
vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es
bueno, aceptable y perfecto”.
Lo
que se conoce como las Bienaventuranzas contenidas en Mateo 5:2-12 señalan la manera
en que nosotros, como seguidores de Jesús, podemos imitándole ser un líder de
excelencia ante los demás, no reaccionando ni adelantándonos a las circunstancias,
sino creándolas: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el
reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán
consolados. Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia, pues ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, pues
ellos recibirán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, pues
ellos verán a Dios. Bienaventurados los
que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados
aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de
mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque
vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los
profetas que fueron antes que vosotros”
Si
así hacemos seremos sal de la tierra y luz del mundo, pero si reaccionamos a
las circunstancias e incluso si nos les adelantamos, serán éstas las que estén
marcando nuestra pauta de andar por el Camino, y no estamos llamados a ello,
después de todo ante las circunstancias, un buen líder reacciona, un gran líder
se adelanta, y un excelente líder las crea.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Juan
8:12; 1 Juan 1:6; Isaías 42:6,7; Romanos 12:2; Marcos 4:19; Efesios 4:23-24; Mateo
5:2-12; Efesios 5:10; Colosenses 3:10; Mateo 5:13-16; 1 Pedro 1:14; 2 Pedro 1:4
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