martes, 4 de agosto de 2020

Tú decides: O conquistas al mundo o el mundo te conquista a ti


Cuando el elegido lee en la Palabra la pregunta reflexiva “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”, puede dar por hecho de que uno no se encuentra en esa situación, pero de igual forma debe considerarse la Escritura cuando dice “el que piensa estar firme, mire que no caiga”.

 

En primer lugar hay que entender que hay mundo y mundo en la Palabra, un mundo en la Palabra se refiere a aquello negativo que está relacionado con el presente siglo: “Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”, otro mundo se refiere a toda la humanidad, tan valiosa para el Padre que mando a Su Hijo para redención de ella: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. En el caso de la cita inicial, dado que menciona mundo en el contexto de ganarlo perdiendo el alma se infiere que el sentido de la palabra es aquel dicho primeramente, es decir, el que tiene connotaciones negativas.

 

Con todo y todo hay que tener cuidado porque algunos ajenos a la verdad, malinterpretando la cita inicial, se han apartado del mundo para vivir una vida de ostracismo, sin considerar que nuestro propio Señor pidió al Padre diciendo “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”, de igual forma Pablo, haciendo eco de esto señalaba a los de Corinto diciendo “Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios;  no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo.  Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis”.

 

Pero entonces, ¿de qué debe cuidarse el elegido que ha respondido al llamamiento del Padre para venir a salvación en el presente siglo?, la Palabra claramente lo señala al indicar hacia “la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida”.

 

¿Y cómo saber si algo va en la línea de aquello señalado?, la Escritura dice que “por sus frutos los conoceréis” , ¿y cuáles son los frutos de la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida?, “adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,  envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas”; siendo que si algo tiene inclinación a esto, entonces pertenece a aquello que aunque nos produzca gozo, placer o satisfacción, pertenece a ese mundo que pasa en contraposición con aquellos que haciendo la voluntad de Dios permanecen.

 

Los hijos de Dios no hemos sido llamados para ser vasos de ira sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, así que hay que estar muy atentos, vigilantes, velando, después de todo tú decides: O conquistas al mundo o el mundo te conquista a ti.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 


Referencias:

Mateo 16:26; Marcos 8:36; 1 Corintios 10:12; 2 Pedro 3:17; 1 Juan 2:16; Efesios 2:3; Juan 3:16; Romanos 5:8; Juan 17:15; 1 Corintios 5:9-11; 2 Tesalonicenses 3:6; 1 Juan 2:16; Efesios 2:3; Mateo 7:20; Lucas 6:44; Gálatas 5:19-21; 1 Corintios 6:9-10; 1 Juan 2:17; 1 Corintios 7:31; 1 Tesalonicenses 5:9; 2 Tesalonicenses 2:13


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