martes, 21 de abril de 2020

Si no has encontrado lo que buscabas, la respuesta no es dejar de buscar sino buscar en otro lado



Cuando uno inicia su andar en el Camino rápidamente puede comenzar a darse cuentas de algunas cosas que o bien facilitan ese andar o lo dificultan. Sobre esto último, es decir aquellas cosas que dificultan ese caminar, uno debe tener la perspicacia necesaria para irlas quitando de nuestro andar antes que pretender más bien detener el mismo.

La vida cristiana, a diferencia de lo que algunos creen, implica mucho esfuerzo, trabajo y dedicación de nuestra parte. Esto no quiere decir que sea uno el que hace el querer y el hacer, eso viene de Dios, pero la parte que a nosotros nos corresponde no puede soslayarse: Proclamar el Evangelio a toda criatura, ser profeta de las verdades reveladas, dar testimonio ante las naciones y ser sal de la tierra y luz del mundo.

Con todo y todo hay cuestiones relacionadas con nuestra vida en el siglo actual que, como se comentó al inicio, pueden facilitar, incluso ayudar en ese andar por el Camino así como otra cuestiones relacionadas con nuestra vida que más tiendan a dificultarlo e incluso obstaculizarlo.

Pablo escribiendo a los de Éfeso les indicaba que “no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”, esto sería más que deprimente sino tuviéramos en la misma Escritura las palabras de aliento que el mismo Pablo remite a los de Roma cuando les dice que “estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.

Con todo y todo nuestra parte debe ser hecha por nosotros y eso implica, como Pablo señalaba a los de Colosas, “y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. De esta forma habrá cuestiones relacionadas con nuestra vida en el siglo actual que deberá ser procuradas mientras que otras deberá ser rechazadas.

¿Y qué cuestiones son aquellas que enfáticamente deberemos rechazar de nuestra vida? Pablo escribiendo a los de Corinto se las indica cuando señala “¿no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,  ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”. Y escribiendo a los de Galacia de nueva cuenta es reiterativo en esto al señalar que “manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,  envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.

Así que lo que debe rechazarse es aquello que nos impide nuestro andar, no pretender más bien dejar el Camino por culpa de aquello que no aporta nada al mismo o como escribe Pablo a los Hebreos “por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”.

De esta forma aquellas cuestiones relacionadas con nuestra vida en el siglo actual que no nos sirve para el llamamiento al que hemos respondido deben ser rechazadas para darle prioridad a aquellas otras cuestiones no sólo que faciliten ese andar por el Camino sino que incluso sean edificantes, después de todo si no has encontrado lo que buscabas, la respuesta no es dejar de buscar sino buscar en otro lado.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor


Referencias:
Filipenses 2:13; 1 Corintios 12:6; Marcos 16:15-18; Hechos 1:8; 1 Corintios 14:1; 1 Pedro 3:11-13; Mateo 24:14; Marcos 16:15-16; Mateo 5:13-16; Marcos 9:50; Efesios 6:12; Romanos 8:38-39; 2 Corintios 11:14; Colosenses 3:23; Efesios 6:7; 1 Corintios 6:9-10; Gálatas 5:19-21; Hebreos 12:1; Efesios 4:22

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