martes, 18 de febrero de 2020

Logro sin esfuerzo no sabe, no se valora, y lo que es peor, la mayoría de las veces no dura



En ocasiones, ante las tribulaciones que se experimentan en esta vida, tanto los elegidos como los del mundo pueden llegar a preguntarse ¿no podría Dios haber creado un proceso para Sus fines que no implicase tanto esfuerzo?

Teóricamente Dios podría hacer las cosas de manera diferente, de hecho de cualquier manera que Él quisiera, pero dada Su perfección y Su santidad la manera actual en que las cosas están trabajando es la más óptima, como dice la Escritura “yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”

¿Óptima?, —dirá alguien— ¿con tanto dolor y sufrimiento? Así es: óptima. Recordemos que en esto participa algo que no hay que olvidar: la libertad de la que Dios nos ha dotado y que es la que finalmente ha acarreado esto que nos duele, que nos molesta, pero incluso en medio de esto, la obra de Dios se desarrolla perfecta, santamente, como señala la Escritura “así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”.

Pero una cosa es el dolor, el sufrimiento que nosotros mismos nos hemos acarreado al desligarnos desde el principio de la obediencia al Padre e  intentar por nosotros mismos —y para nosotros mismos— establecer lo que es bueno, lo que es correcto, y otra muy distinta el esfuerzo necesario para ello.

¿Te has fijado que antes de pecar, cuando nuestros primeros padres aún estaba en el Paraíso, Dios les encomendó cultivarlo y cuidarlo?, incluso si nuestros primeros padres no hubiesen pecado el esfuerzo hubiese sido necesario, ¿y esto por qué?, porque sólo se aprecia, en toda la extensión de la palabra, aquello que ha costado esfuerzo por conseguir, como señala la Palabra “irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”.

¿Eso quiere decir que la salvación nos la estamos ganando por nuestro esfuerzo?, no, la salvación nos es dada de gracia por el sacrificio redentor de Jesús, pero nuestro esfuerzo demuestra nuestra intención de vivir santamente, conforme a la voluntad del Padre, siendo que si esto es así, llegará el momento en que liberados de esta carnalidad corruptible podamos servirle en gloria de manera perfecta.

Pero eso no es todo, además de que el esfuerzo requerido para andar por el Camino evidencia ese deseo de vivir como hijos de Dios de manera perfecta y santa, las mismas tribulaciones que por lo anterior experimentamos va logrando que en nosotros se forje el carácter perfecto y santo de nuestro Padre, como dice la Palabra “nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”, después de todo logro sin esfuerzo no sabe, no se valora, y lo que es peor, la mayoría de las veces no dura.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor


Referencias:
Jeremías 29:11; Isaías 55:11; 55:8-12; Génesis 2:15; Efesios 2:9; Romanos 3:28; 2 Timoteo 1:9; Tito 3:5; Salmos 126:6; Isaías 55:12; Romanos 5:3-5; 8:35-37; 2 Corintios 12:9,10

No hay comentarios:

Publicar un comentario