La Escritura contiene relatos de fieles siervos de
Dios que se enfrentaron a obstáculos que literalmente parecían insuperables,
tal vez el más famoso de esos relatos sea el de David contra Goliat, sobre todo
por el feliz desenlace para el pueblo de Israel al imponerse estos a sus
enemigos.
Esa historia se utiliza incluso en la actualidad,
incluso en la vida secular, para señalar ese momento cuando se enfrenta uno a fuerzas
insuperables, casi casi como si uno se topara con una pared, ante esto hay dos
opciones: enfrentar dichos obstáculos o perder la batalla antes incluso de
iniciarla.
Cuando Israel llegó a la tierra prometida mandó,
bajo el mando de Moisés, a doce espías para que recorrieran la tierra, diez de
esos doce regresaron con noticias desalentadoras “Vimos allí también a los
gigantes (los hijos de Anac son parte de [la raza de] los gigantes); y a
nosotros nos pareció que éramos como langostas; y así parecíamos ante sus ojos”,
sólo Caleb y Josué trajeron palabras de ánimo “Subamos luego, y tomemos
posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos”. El resultado del
desánimo que reinó en el pueblo de Israel es por todos conocido: Dios los hizo
vagar por el desierto cuarenta años siendo que de esa generación solo Caleb y
Josué entraron a Canaán.
La vida cristiana no está exenta en la actualidad de
esos gigantes, de esas paredes, que ante nuestros ojos nos impiden avanzar,
pero ¿qué nos dice Dios? “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes,
porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré
con la diestra de mi justicia”.
La idea anterior inicia haciendo referencia al
temor, pero para decir que no sucumbamos a él, que no permitamos que dicho
sentimiento se imponga, señalado esto como desmayar ante los obstáculos, pero
de igual forma contiene cuatro promesas: la primea que Dios está con nosotros, “Jehová
va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas
ni te intimides”. La segunda es que Dios nos da fuerzas, “los que esperan a
Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no
se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. La tercera es que Dios es Quien nos
ayuda, “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado,
porque Jehová sostiene su mano”; y la cuarta es que Dios es Quien nos sustenta,
“Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de
noche. Jehová te guardará de todo mal; el
guardará tu alma. Jehová guardará tu
salida y tu entrada; desde ahora y para siempre”.
Los obstáculos en la vida cristiana son parte de la
misma, pero ante ellos el llamado a salvación sabe que es más lo que está a su
favor que en contra “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros,
¿quién contra nosotros? El que no
escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no
nos dará también con él todas las cosas?.. Antes, en todas estas
cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”, así que ya lo
sabes derrumba las paredes que encuentres en tu camino y usa los ladrillos para
construir puentes hacia tus metas.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
1 Samuel 17; Números 13:33, 30; Isaías 41:10;
Romanos 8:31; Deuteronomio 31:8; Génesis 28:15; Isaías 40:31; 2 Corintios 4:16;
Salmos 37:23-24; 1 Samuel 2:9; Salmos 121:5-8; Romanos 8:31-33, 37; 1 Reyes
8:57; 2 Reyes 6:16
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