Sin duda alguna uno de los más graves problemas en
las relaciones interpersonales es la falta de confianza de unos para con otros.
Decir una cosa y hacer otra, no cumplir lo prometido, hablar medias verdades –que finalmente terminan siendo
mentiras completas- impiden generar un fundamento sobre el cual edificar la
confianza requerida para que la interacción humana funcione.
El cristiano no está exento de caer en los errores,
las faltas anteriormente comentadas. Santiago en su carta señala que “todos
fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta,
capaz también de controlar todo su cuerpo”. El problema en sí no es fallar,
sino en ver esa falla como normal, como aceptable.
“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a
levantarse; más los impíos caerán en el mal”, indica Proverbios, lo cual
implica que, ante lo comentado anteriormente,
el objetivo planteado en la vida cristiana, como señaló nuestro Señor
Jesucristo: “sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto,
de mal procede”.
Decir una cosa y hacer precisamente esa, cumplir lo
prometido, hablar verdades completas, es la meta que el cristiano, en su
relación con los demás busca. Ahora bien, si esto es así en la relación de unos
para con otros ¿se esperará menos de la relación de uno para con Dios? Eclesiastés
responde “Cuando haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque Él no se
deleita en los necios. El voto que haces, cúmplelo”. Y ¿cuál es el principal
voto que has hecho? El principal voto que has hecho devino con el bautismo
cuando libre y voluntariamente expresaste tu deseo de cumplir con la voluntad
de Dios.
Ante las innumerables fallas que tenemos en la vida
cristiana, incluso después de haber venido al bautismo, lo anterior puede
llevar a depresión al ver que difícilmente podemos decir que se ha cumplido eso
que prometimos, pero Juan en su primera carta, abordando este tema, señala al
respecto que “si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo”, idea completada por Pablo cuando escribiendo a los
Hebreos les dice “por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia
para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna”.
El cristiano busca que, ante su relación de
unos para con otros y ante su relación de uno para con Dios, su decir si es si,
sea si, si es no, sea no, y cuando cae, reconociendo la falla, vuelve a levantarse
continuando con su andar hasta que ese carácter, que es el reflejo del del
Padre, se refleje en uno, así que cuida la palabra que empeñes, es tu mejor
tarjeta de presentación.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Referencias:
Santiago 3:2; Gálatas 5:17; Proverbios 24:16;
2 Corintios 4:9; Colosenses 4:6; Santiago 5:12; Mateo 5:37; Eclesiastés 5:4; Deuteronomio
23:21; Salmos 66:13; 1 Juan 2:1; Romanos 5:10; Hebreos 4:16; Efesios 2:18
No hay comentarios:
Publicar un comentario